Entrevista con el cardenal Julián Herranz
Benedicto XVI ha llevado a España armonía entre laicidad y fe, un mensaje de "diálogo", no de "ruptura y desencuentro", asegura el cardenal Julián Herranz Casado.
Presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, el purpurado, nacido en Baena (Córdoba), en 1930, uno de los más importantes expertos en Derecho Canónico, comparte con ZENIT en esta entrevista sus experiencias de dos días junto al Papa en su país natal.
--El Santo Padre, en el avión papal, defendió el encuentro entre laicidad y fe, algo que algunos medios interpretaron más bien como un desencuentro. ¿Considera que tras esta visita apostólica queda más clara en la opinión pública la propuesta de Benedicto XVI sobre las relaciones Iglesia y Estado?
--Cardenal Herranz: Esos medios a los que usted se refiere parece que interpretan ordinariamente cualquier afirmación o hecho sobre las relaciones Iglesia-Estado siguiendo su conocida ideología agnóstica y relativista. Eso les ha llevado por desgracia a los lectores, me parece a mí, a actitudes agresivas, a fomentar rupturas y desecuentros, cuando en realidad, conociendo a Benedicto XVI, hay una constante voluntad de diálogo, de encuentro sereno y constructivo. En realidad Benedicto XVI, en este viaje como en su pasada estancia en el Reino Unido y en otras muchas ocasiones, ha vuelto a proponer, con el espíritu evangelizador que le es característico, y sin hacer política, un tipo de sociedad en la que la armonía entre fe y razón sea la medida del verdadero humanismo, y donde un sano concepto de laicidad, que respete la dignidad de la persona y sus derechos inalienables, entre ellos la libertad religiosa, de culto y de conciencia, permita superar el fundamentalismo laicista, hostil --no sólo en España y otras naciones europeas, sino también en otros lugares del mundo-- a la relevancia familiar, cultural y social del cristianismo y en general de la religión. Pero la voluntad de Benedicto XVI ha sido en todo momento, en España y fuera, completamente positiva, y diría constructiva, de diálogo y armonía, nunca de ruptura o desencuentro, sino de encuentro.
--El Papa confirmó en la Sagrada Familia la visión antropológica cristiana sobre la familia. Se trata de una visión sumamente positiva y propositiva, pero en muchos medios de comunicación se interpretó como un "ataque" al modelo de sociedad actual. ¿Por qué no se percibe como positivo el mensaje evangélico de amor y de la fidelidad en nuestra sociedad?
--Cardenal Herranz: Yo pienso que el Papa con gran satisfacción de la inmensa mayoría de las familias españolas, que constituyen la sociedad actual, y del común del sentir del pueblo ha repetido que debe considerarse verdadero matrimonio solamente la unión de un hombre con una mujer, unión estable abierta a la fecundidad y ha recordado que éste es el verdadero fundamento de la familia, institución natural y célula fundamental de la sociedad. Esta es la visión que da él, la visión cristiana del amor humano, y de la familia, que coincide plenamente con la visión de la recta antropología, que ha inspirado por ejemplo el mensaje enviado en estos días por el presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, al Fórum de las Familias. Esta visión del amor humano y de la familia molesta a los que se inspiran en esa ideología del relativismo y agnosticismo, que inspira a muchos medios, e intentan continuamente oponerse a la sociedad real, imponiendo esa filosofía contraria a la visión no sólo cristiana sino rectamente antropológica del matrimonio y la familia. En realidad es esa filosofía relativista la que, negando fundamentales valores humanos y sociales fundamentales, ataca a la sociedad actual.
--En Santiago de Compostela el Papa mostró las raíces cristianas de Europa, que a nivel institucional parece que se trata de un debate superado, e invitó a no tener miedo de Dios. Definió la Iglesia como "abrazo de Dios a los hombres". ¿Qué recomendaría usted a laicos o sacerdotes para que el mundo vuelva a redescubrir la Iglesia como "abrazo de Dios" a la luz de las palabras del Santo Padre?
--Cardenal Herranz: Lo primero, que vayamos al encuentro de todos los hombres con espíritu cristiano, es decir, creando puentes de amistad, de comprensión, de confianza, para ofrecerles con la palabra y con el testimonio de vida --no sólo con la palabra-- el tesoro del Evangelio. El Santo Padre ha hablado del "tesoro del Evangelio" varias veces en estos días. Así descubrirán estos amigos nuestros, o volverán a comprender con luces nuevas el fundamento verdadero de la felicidad y la esperanza, porque el cristianismo es eso, el abrazo de Dios a los hombres, el encuentro con la Verdad encarnada, con Cristo que revela al hombre no sólo el misterio de Dios sino también el misterio del hombre, la excelsa dignidad de su naturaleza y destino eterno.
--Usted ha acompañado al Santo Padre en esos dos días, ¿cuál fue el momento que más le ha impresionado del viaje?
--Cardenal Herranz: Yo diría que me han impresionado todos los momentos, porque lo he visto constantemente, a pesar de los años, pensar, hablar y actuar con la juventud madura y permanente de un enamorado del amor de Cristo. Yo lo digo así, pues es como se le ve a él. Si me pide que le señale algún momento concreto señalaría ña obra Niño Dios, que llevan las religiosas franciscanas, donde le vi particularmente emocionado, con profunda ternura, oyendo esa frase de una niña down que nos conmovió a todos. La niña decía: "Aunque somos diferentes, nuestro corazón ama como todos los corazones y queremos ser amados". Arrancó un aplauso inmenso al que se unió e primerísima persona el Santo Padre porque nos conmovió mucho. Pienso que no sólo a él particularmente, sino a todos los demás. En esa misma ocasión, el Papa recordó que por la mañana había consagrado la magnífica basílica de la Sagrada Familia y añadió: "todo hombre es un verdadero santuario de Dios, que ha de ser tratado con sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad". Para mí ha sido ese el momento que más me ha impresionado por la forma con la cual el Papa aprovechó para defender el sentido divino y la maravilla también humana de cualquier vida humana, aun aquella que puede parecer más llena de limitaciones.
--¿Cuál es la frase del Papa que usted se lleva grabada en el corazón tras este viaje?
--Cardenal Herranz. Varias... Me impresionó bastante cuando el Papa, tomando ejemplo del cristiano ejemplar que fue Antoni Gaudí, nos ha invitado a todos a superar la separación entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre la belleza de las cosas y el Dios como belleza, es decir, una exhortación a la unidad de vida, la unidad de vida del cristiano, pero también la unidad de vida de cualquier hombre que sepa descubrir la armonía existente. Esa frase a mi modo de ver refleja el constante magisterio no sólo de estos días, sino en general del magisterio de Benedicto XVI: la armonía entre lo humano y lo divino, entre la razón y la fe, entre la belleza del arte y la belleza de Dios. Esta unidad de vida que él busca que se cumpla en la vida de cada cristiano, pero que se transmite también a la sociedad precisamente para evitar esos desencuentros y buscar justamente la armonía que el cristianismo trae al mundo.
FUENTE: Zenit -Jesús Colina
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