El cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, ha alertado del "endeudamiento exagerado" y ha pedido "espíritu de sacrificio" para afrontar las reformas necesarias, durante su discurso inaugural de la CIX Asamblea Plenaria de la CEE que se celebra desde este lunes hasta el próximo viernes.
Así, ha advertido de la "acumulación de bienes", la "búsqueda irresponsable del enriquecimiento rápido", así como de la cultura del "endeudamiento exagerado" que, según ha indicado, "amenaza" a la sociedad actual y a los jóvenes.
"Es necesario apartarse de la codicia, que da alas a la ilusoria identificación de la felicidad con la mera acumulación de bienes, a la búsqueda irresponsable del enriquecimiento rápido, así como a la cultura del endeudamiento exagerado que amenaza el presente y lastra a las generaciones jóvenes", ha precisado.
Este cambio, junto con otros, a su juicio, "incluso de más relieve moral, como la conversión al respeto y al cuidado de cada vida humana y de su ecología familiar básica" no se podrán conseguir más que por el camino de "la sincera generosidad, el de la caridad posibilitada por la fe".
Justicia y protección de los débiles
Además, el cardenal considera necesario, ante la crisis, crear "un verdadero espíritu de cooperación y de concordia" entre los actores políticos y sociales para "afrontar con altura de miras, valentía y espíritu de sacrificio las reformas necesarias, salvaguardando la justicia y la protección de los más débiles".
A su juicio, si no se sigue el camino de la caridad no será posible una buena solución de la crisis ni introducir "los cambios necesarios en el estilo de vida y en las costumbres sociales y políticas que han conducido a la crisis y que seguirán amenazantes aun cuando hayan sido solucionados los problemas más graves, Dios quiera que pronto".
En este sentido, ha indicado que la crisis que "azota" a la sociedad española desde hace ya varios años es "el factor más preocupante y al que hay que prestar la más cercana atención" y, aunque ha admitido que no es su misión entrar en el análisis ni en las soluciones económicas y políticas -el nuevo Plan pastoral que podrían aprobar los obispos esta semana no lo hará--, sí ha afirmado que es su deber "ayudar al análisis cultural y moral necesario para llegar al fondo de las causas de esta situación dificilísima" y que, por ello, se prevé continuar la reflexión sobre la crisis y sus causas.
Ante esta situación, ha insistido en la necesidad de ayudar a los que sufren más duramente las consecuencias de la crisis mediante el voluntariado o la aportación económica en Cáritas y otras instituciones de asistencia y prevención.
No obstante, ha subrayado también que es imprescindible la Nueva Evangelización, que aborda el nuevo plan pastoral, para lograr un "duradero buen orden de la vida personal y social" ya que, según ha explicado, "sin fe no puede haber verdadera caridad, capaz de despejar los obstáculos para esa imprescindible libertad espiritual que da frutos abundantes de justicia, solidaridad y paz".
Concilio Vaticano II
Además, ha remarcado, citando al Papa Benedicto XVI, la importancia de que la fe adquiera una "nueva vitalidad" ya que, según decía el Papa, "el núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de la fe" con la que, a su juicio, también tenía que ver la "falsa recepción del Concilio (Vaticano II)". "La vana pretensión de constituir una nueva Iglesia, distinta de la preconciliar, denota una grave crisis de fe en la Iglesia", ha añadido recordando las palabras del Pontífice.
En este sentido, Rouco Varela ha recordado que en el año 2006, los obispos revisaron algunos aspectos "problemáticos" de "determinadas formas doctrinales de recepción de la enseñanza conciliar que amparándose en un Concilio que no existió, ni en la letra ni en el espíritu, han sembrado la agitación y la zozobra en el corazón de muchos fieles". Según ha aclarado, aquella instrucción pastoral "no ha perdido ninguna vigencia".
El cardenal ha advertido, siguiendo una vez más a Benedicto XVI, de que "la confusión doctrinal, la desmemoria y el analfabetismo religioso tan extendido en el seno del Pueblo de Dios y, en particular, en las generaciones más jóvenes, es un serio obstáculo para la fe". Por ello, según ha señalado, "no extraña la urgencia de que el Papa pida que el Año de la fe deba expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe". (La Gaceta)
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