Esta mañana a las 10,30 el Santo Padre celebró su tradicional audiencia general en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, a la que asistieron varios miles de fieles procedentes de numerosos países.
En su catequesis hablando en italiano Benedicto XVI comenzó recordando que el miércoles pasado, meditamos sobre el deseo de Dios que el ser humano lleva en lo más profundo de sí mismo, mientras hoy deseaba seguir profundizando este aspecto y meditando brevemente sobre algunas vías para llegar al conocimiento de Dios:
«Pero quisiera recordar que la iniciativa de Dios precede siempre cualquier iniciativa del hombre, y también en el camino hacia Él, es Él el primero que nos ilumina, nos orienta y guía, respetando nuestra libertad. Así como es siempre Él, el que nos hace entrar en intimidad con Él mismo, revelándose y donándonos la gracia de poder acoger esta revelación en la fe. No olvidemos nunca la experiencia de san Agustín: no somos nosotros los que poseemos la Verdad después de haberla buscado, sino que es la Verdad la que nos busca y nos posee».
Sin embargo, dijo el Papa, hay vías que pueden abrir el corazón del hombre al conocimiento de Dios, hay signos que conducen a Él. Y añadió que por supuesto, a menudo corremos el riesgo de quedar deslumbrados por el brillo de la mundanidad, que nos hace menos capaces de recorrer algunos caminos o de leer esos signos.
«Sin embargo, Dios no se cansa de buscarnos, es fiel al hombre que ha creado y redimido, permanece cerca de nuestras vidas, porque nos ama. Ésta es una certeza que nos debe acompañar todos los días, a pesar de que ciertas mentalidades difusas dificulten la misión de la Iglesia y de los cristianos de comunicar la alegría del Evangelio a todas las criaturas y de conducir a todos al encuentro con Jesús, único Salvador del mundo. Sin embargo, ésta es nuestra misión, es la misión de la Iglesia y cada creyente debe vivirla con alegría, sintiéndola como propia, a través de una vida verdaderamente animada por la fe y marcada por la caridad, por el servicio a Dios y a los demás, y capaz de irradiar esperanza. Esta misión resplandece sobre todo en la santidad, a la que todos estamos llamados».
Al resumir estos conceptos en nuestro idioma para los peregrinos procedentes de América Latina y de España, el Papa dijo:
Queridos hermanos y hermanas:
Deseo hoy meditar acerca de tres vías de acceso al conocimiento de Dios. La primera: el mundo. El orden y la belleza de la creación, que conducen a descubrir a Dios como origen y fin del universo. La segunda: el hombre. Con su apertura a la verdad, su sentido del bien moral, su libertad y la voz de la conciencia, con su sed de infinito, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios y encuentra que no puede tener origen mas que en Él. La tercera: la fe. Quien cree está unido a Dios, abierto a su gracia, a la fuerza de la caridad. Un cristiano o una comunidad que actúa y es fiel al proyecto divino, se constituye en una vía privilegiada de la existencia y de las acciones de Dios para los indiferentes o los que dudan. El cristianismo, antes que ser una moral o una ética, es la manifestación del amor que acoge a todos en la persona de Jesús.
Estas vías nos llevan al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo.
De los saludos del Papa en diversas lenguas a los grupos de fieles presentes en la Plaza de San Pedro destacamos que Su Santidad afirmó que reza por todas las personas de lengua árabe, a quienes deseó que Dios los bendiga.
A los peregrinos polacos el Santo Padre les dijo que pensando hoy en las vías que nos llevan al conocimiento de Dios, con todos compartimos la alegría de la fe, porque ha sido Dios quien creó el cosmos y el hombre, y quien nos hizo sus hijos. Por esta razón los invitó a que nuestra fe, nuestra oración y nuestro testimonio de vida sean una alabanza a nuestro Padre que transforma nuestro modo de pensar, juicios de valor, elecciones y acciones concretas.
Al saludar cordialmente a los peregrinos procedentes de Rusia, en particular al grupo de catequistas de la diócesis de San José en Irkutsk acompañados por su Obispo, Mons. Сyryl Klimowicz, el Obispo de Roma les deseó que el Señor bendiga su peregrinación y los acompañe la oración de los santos apóstoles y de los mártires de la Ciudad Eterna.
En su afectuosa bienvenida a los peregrinos italianos, entre los cuales a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a los estudiantes presentes en esta audiencia, Benedicto XVI saludó a los participantes en el Foro organizado por la Caritas Internationalis, así como a los misioneros, sacerdotes y laicos que asisten al curso organizado por la Pontificia Universidad Salesiana, a quienes les expresó su deseo de que la visita a la Sede de Pedro favorezca en todos ellos su renovación espiritual y su empeño en la evangelización.
Al dirigir su habitual pensamiento a los jóvenes, enfermos y recién casados presentes, el Santo Padre les recordó que mañana celebraremos la memoria de San Alberto Magno, patrono de los cultores de las ciencias naturales. Y formuló votos para que los jóvenes sepan conciliar el estudio riguroso con las exigencias de la fe. A la vez que deseó a los enfermos que confíen en la ayuda de la medicina, pero en medida aún mayor en la misericordia de Dios. Mientras a los recién casados los invitó a que con el amor y la estima recíproca testimonien la belleza del Sacramento recibido.
Saludos del Papa a los fieles y peregrinos procedentes de América Latina y de España:
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la parroquia de san Francisco Javier, de Formentera, así como a los demás grupos provenientes de España, México, Venezuela, Chile y otros países latinoamericanos. Que el impulso de la fe os lleve a mirar y a hacer mirar a Cristo, verdadera vía que conduce a Dios. Muchas gracias.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
BENDICIÓN DEL SANTO PADRE
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