El padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha pedido apoyo para Sudán del Sur que el 9 de julio deben nacer como el Estado africano número 54, liberándose finalmente de la supremacía del Norte.
Sudán del Sur hace seis meses decidió en el referéndum del 9 de enero con el 98,83% de los votos su voluntad de independencia y el padre Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, dedica a este pueblo el editorial del último número de “Octava Dies”, semanario del Centro Televisivo Vaticano.
Se pregunta: “¿Logrará abrirse camino una nueva democracia africana?”.
Es un pueblo, recuerda el portavoz vaticano, “que sale de más de viente años de guerra civil sangrienta y cruel, como toda guerra, para liberarse de la supremacía del Norte árabe e islámico”.
“Está en juego algo importante --aclara--. No podemos quedar indiferentes a las amenazas de instauración de la Charia [ley islámica] en el norte y a los ataques militares contra la región de Abyei, nueva provocación a la guerra”.
“No podemos quedar indiferentes a los sufrimientos de tantos desterrados que han vuelto a regresar del norte al sur o que ahora han huido de Abyei, por miedo al hambre, las enfermedades en la estación de lluvias que está por llegar”, indica.
El ministro de Asuntos Exteriores de Sudán, Ali Karti, ha advertido de que el Ejército de la zona norte seguirá ocupando la región de Abyei, cuya soberanía reclama Sur de Sudán, aunque ha aclarado que sólo será hasta que la situación se estabilice.
El pasado viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU ordenó a Jartum que retirase inmediatamente a sus efectivos de Abyei, al entender que su sola presencia supone una "violación grave" de los acuerdos de paz firmados entre las zonas norte y sur del país.
Fuentes de Sur de Sudán han denunciado que hasta 80.000 personas han huido de Abyei después de que milicias y tropas leales al norte irrumpiesen en el área.
El padre Federico Lombardi considera que además el Sur de Sudán tiene enormes desafíos internos, en particular, el de “unir a un pueblo que no está libre de las divisiones tribales y que es sumamente pobre desde el punto de vista no sólo económico, sino también cultural”.
Según el portavoz vaticano, el país que está por nacer también tiene necesidad “de formar una clase dirigente”.
Desde esta perspectiva, aclara, “nos damos cuenta de por qué los obispos del lugar invocan con urgencia la solidaridad internacional”.
“Motivos de esperanza no falta, pero son frágiles, y deben ser apoyados con decisión por todos si queremos ver por último surgir una luz de justicia y de paz en el corazón de África”, concluye.
Entrevista a monseñor Cesare Mazzolari, obispo de Rumbek
El 9 de julio en Juba, capital de Sudán del Sur, una declaración oficial sancionará la creación del 54° país africano.
El Sur, cristiano y animista, oficializará la separación del régimen islámico del Norte.
La creación de Sudán del Sur es segura, pero está aún amenazada por enfrentamientos y focos de guerra civil.
Entre las personalidades que están trabajando por la reconciliación destaca monseñor Cesare Mazzolari, desde 1999 obispo de la diócesis de Rumbek (Sudán del Sur) y desde hace treinta años misionero para el pueblo sudsudanés. ZENIT lo ha entrevistado.
- Con la constitución de Sudán del Sur, ¿qué cambiará para el pueblo y para la situación geopolítica del Norte de África?
Monseñor Mazzolari: La secesión de Sudán del Sur representa un objetivo de libertad para un pueblo oprimido por más de veinte años de guerra civil. Preveo una época de cristiandad que se profundizará cada vez más. Este símbolo de libertad a la africana, de libertad genuina fuertemente deseada es visible también en el Norte de África con las revoluciones que se han sucedido en los últimos meses. Esto no significa que deberá haber divisiones también en otros Estados de África, pero ciertamente el recorrido hecho por Sudán del Sur ha sido apreciado y apoyado transversalmente en toda África.
- ¿Cuál es la posición de la Iglesia católica? ¿Y de qué forma los cristianos cuentan con ayudar al nacimiento y al desarrollo de Sudán del Sur?
Monseñor Mazzolari: Para un país que tiene la tasa más alta de personas analfabetas en el mundo (solo el 15% de los hombres y apenas el 9% de las mujeres sabe leer y escribir), ahora más que nunca necesitamos formar la clase dirigente del futuro para que la autodeterminación de este pueblo sea plena y madura, en el signo de la esperanza y de una fundamental recuperación de la identidad. Como Iglesia tenemos aún hoy una gran responsabilidad en la construcción del nuevo Estado: debemos enseñar el arte paciente del diálogo, de la comunicación y de la reconciliación, para poner las bases de un nuevo país que a menudo conoce sólo el camino de la violencia.
- ¿Cuáles son los proyectos educativos para el desarrollo promovido por la asociación CESAR que usted dirige? Y en particular ¿cómo piensa construir el primer centro para la formación de profesores de Sudán del Sur?
Monseñor Mazzolari: CESAR nació en el 2000 para buscar ayuda fuera de África, y constituye un verdadero y propio enlace entre la misión y sus donantes. Los fondos recogidos se utilizan en ámbitos diversos según las necesidades del momento: de la pastoral a la eduación, de la salud a las ayudas humanitarias, como está documentado en el sitio http://www.cesarsudan.org/.
Actualmente estamos empeñados en la construcción de un centro para profesores en Cuiebet, localidad a 80 km de Rumbek. Una escuela que formará cada año a 30 profesores capaces de dar una instrucción básica a más de 5.000 niños en solo los primeros cinco años de actividad. Llevar a término esta obra requiere el compromiso de las instituciones internacionales, nuestro llamamiento se dirige a ellas para que puedan dar un nuevo impulso a los proyectos en esta tierra martirizada por la guerra civil y por la pobreza. Por esto sostenemos la instituciones de una embajada italiana en Juba, que podría naturalmente poner en marcha un cambio significativo en esta dirección.
- ¿De qué manera las instituciones internacionales, los gobiernos y las Iglesias cristianas pueden contribuir a la realización de los proyectos de desarrollo para el Sudán del Sur?
Monseñor Mazzolari: Por desgracia Sudán del Sur es el país más pobre del mundo, el 90% de los habitantes vive con menos de un dólar al día. Sin embargo, la superficie y el subsuelo de este país esconde enormes riquezas por descubrir: petróleo, oro, maderas preciosas como el ébano y la caoba. Faltan personas que sepan elaborar esta riqueza para darla a conocer dentro y fuera de las fronteras de Sudán del Sur. La idea de construir una carpintería va precisamente en este sentido: invertir en Sudán del Sur, dando la posibilidad a los sudsudaneses de trabajar los recursos que ofrece la tierra.
- ¿Cuáles son las dificultades que usted prevé encontrar? ¿Y cuáles los recursos humanos que movilizar?
Monseñor Mazzolari: No tendremos la integración inmediata, por lo que el Norte y el Sur deberán aceptar ser pobres al menos otros diez años. No hay hospitales, ni escuelas, ni fuentes de agua, ni infraestructuras. Será necesaria la ayuda de la comunidad internacional para alcanzar muchos de los objetivos que la independencia traerá consigo. Los continuos ataques provocadores del gobierno de Jartúm, con la ocupación militar del área de Abyei, disputada por los yacimientos petrolíferos de que dispone, llaman claramente a la guerra. Pero el gobierno del Sur está reaccionando a las provocaciones haciéndolas caer en el vacío. La atmósfera por tanto no es de lo más serenas, a pesar de lo cual estoy convencido de que el pueblo está decidido a la independencia, y el soportar silenciosamente al gobierno de Jartúm es una demostración de ello.
Entrevista de Antonio Gaspari, traducción del italiano por Inma Álvarez (Zenit)
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