“Los bombardeos cerca de la residencia presidencial han continuado durante toda la noche. Aquí en la Nunciatura (que está a unos 200 metros de la residencia de Gbagbo), los disparos se hacen sentir con mucha fuerza" dice a la Agencia Fides Mons. Ambrose Madtha, Nuncio Apostólico en Abidján, que junto con el personal de la Nunciatura se mantiene en su lugar a pesar de los combates.
Hoy también, 11 de abril, los enfrentamientos se está realizando en el distrito de Abidján, donde se encuentra la residencia en la que, desde al menos 11 días está asediado el Presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, que se niega a rendirse, entre las fuerzas leales a este y las de su rival, el presidente electo, Alassane Ouattara. Anoche, helicópteros de la misión de la ONU y de la Licorne francesa lanzaron misiles contra la residencia, destruyéndola en parte, para "neutralizar las armas pesadas" de Gbagbo, según lo previsto por la Resolución 1975 del Consejo de Seguridad de la ONU.
“Gracias a Dios todavía tenemos electricidad y agua corriente, así como un suministro de alimentos", dice Mons. Madtha. Sin embargo, el pensamiento del Nuncio se dirige a los miles de desplazados de Abidján. "En todas las parroquias de la ciudad hay un gran número de personas desplazadas, obligadas a abandonar sus hogares a causa de los disparos y bombardeos, que son muy fuertes. Sólo aquellos que lo viven pueden entender lo que significa”.
Mons. Madtha confirma que en el asalto a la residencia de Gbagbo se utilizan helicópteros de la ONU y de las Fuerzas francesas Licorne. "Los helicópteros han utilizado misiles. Los aviones sobre vuelan continuamente la zona donde estamos. No podemos verificar cuales daños ha sufrido la residencia presidencial, pero vemos humo salir de su dirección”.
"No hemos podido dormir en toda la noche a causa de los bombardeos. Estamos todos cansados y preocupados. Estamos recogiendo información detallada sobre la situación humanitaria que sin duda es muy grave, porque la comida es escasa", dice a Fides Su Exc. Mons. Jean-Pierre Kutwa, Arzobispo de Abidján, que termina la llamada telefónica con una petición de oración por la paz Costa de Marfil.
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