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martes, 1 de febrero de 2011

UN ESTUDIO INDICA QUE GENERACIONES FUTURAS NACERAN PREDISPUESTAS A CREER EN DIOS

















Las sociedades occidentales y modernas parecen inclinarse cada vez más hacia el laicismo, por lo que es lógico pensar que, a medida que otros países se suben al tren del desarrollo y alcanzan cotas de bienestar similares o más elevadas que las actuales, los seres humanos tenderán, de manera global, a abandonar sus creencias o, al menos, a replanteárselas o a dejarlas en un segundo plano frente a otros valores. Si embargo, los hombres del futuro nacerán más predispuestos a creer en algún tipo de dios y a dar a la vida un sentido más espiritual, porque así lo marcará su genética, según un estudio elaborado por Robert Rowthorn, investigador de la Universidad de Cambridge. El trabajo, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, se basa en algo bastante sencillo en realidad, las altas tasas de fecundidad de los grupos humanos religiosos. Esos elevados niveles, según el modelo de Rowthorn, afectarán al futuro de la evolución genética humana y, por lo tanto, a la «estructura biológica» de la sociedad.
 
 
«Si la fertilidad de la gente religiosa sigue siendo más alta que la de los agnósticos, los genes que predisponen a las personas hacia la religión se extenderán», afirma Rowthorn a PhysOrg.com. Esto no significa que todo el mundo abrace alguna fe, ya que «los genes no son un destino», matiza el autor del informe, profesor de Economía. «Muchas personas que están genéticamente predispuestas hacia la religión pueden llevar una vida aconfesional, debido a las influencias culturales a las que han sido expuestas».
 
 
Más hijos si existe Dios
 
El modelo de Rowthorn se basa en estudios previos que demuestran que las personas religiosas tienen más hijos que las que rechazan la existencia de algo superior. Según la Encuesta Mundial de Valores, realizada en 82 países, los adultos que asisten a servicios religiosos más de una vez por semana tienen de media 2,5 hijos, mientras que los que no asisten se quedan con 1,67. Los más ortodoxos, como por ejemplo los amish, tienen cuatro veces más hijos que la media de los aconfesionales. Esto no se debe a factores biológicos, sino a una cuestión de creencias y valores. En los últimos veinte años, la población amish en EE.UU. se ha duplicado, pasando de 123.000 hijos en 1991 a 249.000 en 2010. Tienen seis hijos por mujer. A este ritmo, la población amish llegará a 7.000.000 en 2100.
 
 
La fertilidad puede ser cuestión de la cultura, pero la predisposición de un individuo hacia la religión puede estar influida por la genética. Rowthorn utiliza un «gen de la religiosidad» para explicarlo. Si ambos padres tienen esa característica genética en su ADN, es más probable que su hijo la manifieste. Sin embargo, puede que no ocurra porque no le haya tocado esta lotería genética. De igual forma, aunque lo tenga, eso no quiere decir que se convierta en una persona religiosa de forma irremediable. Simplemente, tiene más probabilidades de serlo. La cuestión es que, en el futuro, según la investigación, más y más gente tendrá más probabilidades de serlo.
 
 
 
 
Fuente:  ABC

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