El Papa ha defendido la "radicalidad evangélica" de la vida consagrada frente al "relativismo y la mediocridad", durante su encuentro en el Patio de los Reyes del Monasterio de El Escorial con 1.664 religiosas jóvenes, de las que 30 son extranjeras y 400 son monjas de clausura. "Frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado", ha destacado.
En este sentido, recordando uno de los mensajes de la JMJ, ha pedido a las religiosas que el encuentro personal con Cristo que nutre su consagración se testimonie con toda su fuerza transformadora en sus vidas. "Cobra una especial relevancia hoy, cuando se constata una especie de eclipse de Dios, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza", ha señalado.
Así, Benedicto XVI ha señalado que esta radicalidad evangélica de la Vida Consagrada se expresa en la comunión filial con la Iglesia, con sus pastores y con cada familia religiosa, "custodiando su genuino patrimonio espiritual con gratitud, y apreciando también los otros carismas", y en comunión con otros miembros de la Iglesia como los laicos.
La radicalidad evangélica, según ha explicado, es estar "Arraigados y edificados en Cristo, y firmes en la fe", el lema de la XXVI JMJ, que en la Vida Consagrada significa "ir a la raíz del amor a Jesucristo con un corazón indiviso, sin anteponer nada a ese amor", según ha dicho citando a San Benito, "con una pertenencia esponsal como la han vivido los santos, al estilo de Rosa de Lima y Rafael Arnáiz, jóvenes patronos de la JMJ".
Además, les ha explicado que esta radicalidad se expresa en la misión confiada por Dios: desde la vida contemplativa que "acoge en sus claustros la Palabra de Dios en silencio elocuente y adora su belleza en la soledad por Él habitada", hasta los diversos caminos de vida apostólica, en cuyos surcos germina la semilla evangélica en la educación de niños y jóvenes, el cuidado de los enfermos y ancianos, el acompañamiento de las familias, el compromiso a favor de la vida, el testimonio de la verdad, el anuncio de la paz y la caridad, la labor misionera y la nueva evangelización.
El Pontífice ha enfatizado que este es "el testimonio de la santidad" a la que Dios les llama, siguiendo muy de cerca y sin condiciones a Jesucristo en la consagración, la comunión y la misión. "La Iglesia necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo. Gracias por vuestro "sí" generoso, total y perpetuo a la llamada del Amado", ha dicho al tiempo que ha pedido a Dios recompense copiosamente la generosa contribución de la Vida Consagrada a la JMJ.
En un "marco tan evocador", como ha defendido Benedicto XVI al Monasterio de San Lorenzo del Escorial, ha destacado que si su célebre Biblioteca custodia importantes ediciones de la Sagrada Escritura y de Reglas monásticas de varias familias religiosas, la vida de fidelidad de las religiosas a la llamada recibida es también una "preciosa manera de guardar la Palabra del Señor" que resuena en sus formas de espiritualidad.
"QUEREMOS SER SANTAS"
Durante el acto, Belén González Herrera, una joven religiosa de las Siervas de María, se ha dirigido al Papa y le ha dado las "gracias", al tiempo que le ha avisado de que las que están allí reunidas quieren ser "santas", aunque saben que "el camino no es fácil". "Confiamos en Cristo, en la comunión de la Iglesia y en el magisterio de su Santidad, que nos estimula constantemente", ha asegurado.
Asimismo, esta sierva de María le ha dicho al Pontífice que las religiosas también le quieren ofrecer a la Iglesia y al Papa su oración, sacrificios y su entrega a Cristo, a quien, según ha afirmado, se han congregado "como esposas". Asimismo, le ha asegurado que puede contar con todas ellas para soportar la "pesada cruz que Cristo ha puesto sobre sus hombros". "No la lleva solo, cuente con nosotras", ha subrayado.
Por su parte, cardenal Antonio María Rouco Varela ha recordado al Papa que las religiosas allí convocadas han colaborado con "espléndida generosidad" en la organización de la JMJ y ha señalado que el servicio prestado ha sido "excelente e impagable". "Son lo mejor de la juventud de la Iglesia, de la sociedad y, por su puesto, de España", ha celebrado.
Todas las intervenciones de este encuentro en el patio de los Reyes de El Escorial han contado con los aplausos de las religiosas asistentes, que, en varias ocasiones, han gritado "Viva el Papa", mientras ondeaban banderas españolas, del Vaticano, así como de varios países.
Europa Press
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