Es una obra de arte de un valor incalculable. Una joya que, además, lleva sobre sus figuras de oro y piedras preciosas oraciones acumuladas de siglos de adoración. ¿Cuántas personas habrán adorado a Dios ante la obra maestra de Arfe desde 1592? Pero nunca había recogido la adoración de un Papa. Y menos del Papa rodeado de más de un millón de jóvenes adoradores. Una obra de arte clásica en un escenario futurista. La mejor pieza de arte pensada para ensalzar la eucaristía en la miniciudad de Dios en Cuatro Vientos.
Es la tercera vez que la joya de Arfe sale de la catedral de Toledo. La Custodia ya fue prestada en dos ocasiones más. La primera, en 1952 a Barcelona con motivo del Congreso Eucarístico y la segunda, durante la Exposición Universal de 1992 de Sevilla, para el pabellón de la Santa Sede. La Custodia, gran atracción de la procesión del Corpus de Toledo, fue realizada, durante ocho años, por Enrique de Arfe. En su elaboración se invirtieron más de 152 kilos de plata con los que el mejor orfebre que había en España, allá por el año 1515, realizó una estructura de cuatro cuerpos de desigual altura.
La custodia, que mide dos metros y medio de altura, se compone de 5.600 piezas y 7.500 tornillos, ostenta 260 estatuillas y pesa 17 arrobas y una libra y va encima de una carroza construida en 1781 en León por Bernardo Miquelez. La carroza es de madera con figuras talladas, de alto relieve unas y completamente exentas otras, representando en cuatro medallones los Santos Evangelistas, uno en cada frente, y en las esquinas una especie de sirenas con otros ornatos de fruteros, espigas, racimos y angelitos.
El Mundo
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