Excelentísimo Presidente, vivo y trabajo en Siria desde 1994, he aprendido a apreciar la posición única revestida por Siria en el mundo de las culturas y de las religiones. Pero me siento turbada por la información que llega de Amnesty International, según la cual en los hospitales administrados por el gobierno los heridos están expuestos a malos tratos a causa de su ideología. Y me ha entristecido la constatación de que, en las prisiones, hay personas sin proceso a las que ni siquiera se les imputa ningún cargo".
Estas palabras son de una monja árabe que vive en Siria desde 1994: la madre Agnès-Mariam de la Croix, que las ha escrito en una carta enviada a Bashar al-Assad, publicada en el diario libanés L'Orient Le Jour. Las palabras estaban acompañadas por una solicitud precisa dirigida al presidente sirio: "En el ámbito del diálogo que usted ha lanzado –escribe la religiosa- le pido que abra una investigación seria en los hospitales y en las prisiones, bajo la supervisión de la Cruz Roja Internacional, además de la creación de un comité que acelere el ejercicio de la justicia".
Por lo tanto, parece que algo se está moviendo en la comunidad cristiana siria que hasta este momento había dado principalmente voz al miedo y a la perplejidad a propósito de la "primavera árabe" de Damasco. Una posición que deriva de la difícil situación de quien hasta este momento -incluso en un régimen seguramente no democrático como el de Assad- había de todos modos podido gozar de una sustancial libertad. Y ahora en Homs escucha los eslóganes de las manifestaciones encabezadas por los islamistas, eslóganes como "los alawíes a la tumba, los cristianos a Líbano". Temen que se materialice también en Siria la pesadilla vivida por los cristianos iraquíes (sus vecinos) con la caída de Saddam Hussein. Una preocupación a la que incluso el patriarca maronita Bechara Rai -que desde Líbano sigue muy de cerca la evolución de la situación en Siria- había dado voz de manera abierta hace algunas semanas durante su viaje a Francia, evocando el espectro de un conflicto de religiones en Damasco.
La mayor objeción que hasta ahora se ha puesto (sobre todo en Occidente) a esta posición de los cristianos ha sido, que de este modo se defiende un régimen como el de Assad, que está asesinando y cometiendo graves violaciones contra los derechos humanos durante la represión de las protestas. No es una casualidad, por lo tanto, que precisamente sobre este tema, llegue en este momento la iniciativa pública de la madre Agnès-Mariam de la Croix, igumena (es decir, priora) del monasterio de Santiago Mutilado de Qâra, que se encuentra a noventa kilómetros de Damasco. La religiosa no minimiza en absoluto los temores de la comunidad cristiana: precisamente ella, entre otras cosas, durante los pasados meses escribió algunos artículos mostrando su aflicción, con el objetivo de denunciar la "mistificación de la realidad" a propósito de todo lo que está sucediendo en Siria y poner en guardia contra las fuerzas islámicas que están fomentando la guerra civil. En uno de estos textos- publicado en la página web de la Fundación Oasis de Venecia- también daba a conocer las narraciones detalladas de los cristianos de Homs que hablaban de la presencia entre los revoltosos de "extranjeros de nacionalidad iraquí, libanesa y egipcia, armados y dotados de teléfonos satelitales Thuraya». Esto, sin embargo, no justifica una represión sanguinaria; por ello la iniciativa de la carta abierta al presidente sirio. Basada en una actitud muy clara: "Con la evolución de los acontecimientos -sigue escribiendo la madre Agnès-Mariam- nuestra posición será siempre la de una solidaridad total con los más pequeños, con los pobres y con los oprimidos".
La igumena del monasterio de Qâra es una voz muy interesante en el difícil panorama sirio. Hija de palestinos huidos de Nazaret en 1948, la madre Agnès-Mariam nació en Líbano en un campo de prófugos. Todavía en su adolescencia, en la Beirut de finales de los años 60 ("aquella en la que encontraba el cannabis de mejor calidad", cuenta) se une también ella a los hijos de las flores y viaja por Europa. Hasta que en Copenhague se encuentra dentro de una iglesia católica y da inicio a un camino que en 1971 le llevará a entrar en el Carmelo de Beirut. Advierte, sin embargo, que su trayecto todavía no está completo: hasta que -durante los años Ochenta, mientras restaura un icono que había sufrido daños durante la guerra que hizo derramar tanta sangre en Líbano- descubrió detrás de la imagen de la Virgen una representación de la Iglesia de Antioquía. Parece una revelación: inicia a estudiar la historia de las antiguas comunidades cristianas siriacas. Y en 1994 -con el consenso de la madre superiora y del obispo local- se traslada a Qâra, en Siria, para hacer que un antiguo monasterio del siglo VI que yace abandonado, recobre vida. Una reconstrucción que significa también el retorno a los orígenes, con una comunidad monástica que con espíritu ecuménico fue dedicada a la Unidad de Antioquía reuniendo a religiosas y religiosos de diversos ritos e Iglesias Cristianas. Todo ello en un lugar que- con sus iconos y su espiritualidad- se ha convertido en un punto de referencia para muchos en todo el mundo: tan sólo en el 2010, este lugar para el espíritu, ha sido visitado por veinticinco mil personas.
La carta abierta de madre Agnès-Mariam a Bashar al-Assad llegó precisamente la víspera de una importante cita para los católicos de Medio Oriente: desde el lunes 14 hasta el jueves 17 en Beirut, tuvo lugar el encuentro del Consejo de Patriarcas Católicos de Oriente, el organismo que reúne a los jefes de las Iglesias Orientales Católicas (los patriarcas cristianos melquitas, siriacos, maronitas, coptos, caldeos y armenios, además del latino de Jerusalén). Un encuentro que tuvo lugar un año después del Sínodo para Medio Oriente y cuya agenda estaba obligada a incluir en un lugar destacado la situación de los cristianos en Siria, que actualmente es la más delicada de la región, y que sin duda puede tener repercusiones sobre el frágil equilibrio del Líbano.
V.I./Giorgio BernardelliRoma
La Madre Agnes María de la Cruz ha destacado por expresar la perplejidad de los cristianos y ciudadanos en general de Siria ante la propaganda de guerra que se reproduce en los medios de comunicación occidentales.
ResponderEliminarHa denunciado en repetidas ocasiones el doble rasero internacional y la clara campaña criminal de corte terrorista que se viene gestando contra Siria financiada y promovida desde el extranjero, y que se ceba con la población siria en general, pero especialmente con la minoría de credo chiita-alawita.
Valga como botón de muestra los siguientes ejemplos:
http://www.youtube.com/watch?v=0iRhXMTLMBk
http://ciaramc.org/ciar/boletines/Presentacion_houla_CAUN.pps
Saludos cordiales