El 31 de diciembre pasado falleció Jerzy Kluger, quien fue compañero de escuela del beato Papa Karol Wojtyla. Así lo refiere el periódico de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, en una entrevista de la redacción polaca al profesor Stanislaw Grygiel que conocía muy bien a ambos.
“Jerzy Kluger vivía siempre del recuerdo de su amistad con Karol Wojtyla que nació en la escuela de Wadowice. Esta amistad era muy profunda, a pesar de las diferencias religiosas y culturales –afirma el profesor Grygiel–. Porque lo que los unía era la identidad polaca. De hecho, Kluger se sentía polaco aun siendo judío. Y hablaba sinceramente de su amistad con Juan Pablo II. Amistad, que a juicio del profesor, podría ser un signo indicativo incluso para el diálogo entre polacos y judíos, jamás concluido.
La amistad entre “Lolek” y “Jurek”, como se llamaban entre sí, está relatada en el libro titulado “Carta a un amigo judío” de Gianfranco Svidercoschi. Kluger perdió a su madre, hermana y abuela en los campos de concentración nazi. Y no supo nada de su amigo de infancia durante 27 años, hasta que graduándose como ingeniero se estableció en Roma. Reencontró a su amigo durante el Concilio Vaticano II, época en que “Lolek” se había convertido primero en Obispo Auxiliar y después en Arzobispo de Cracovia. El 23 de octubre de 1978 fue recibido por el recién elegido Juan Pablo II y en abril de 1989 el Papa Wojtyła le pidió a su amigo que lo representara en la ceremonia de conmemoración que la comunidad judía de Wadowice, iba a celebrar el 9 de mayo sucesivo para recordar la destrucción de la sinagoga local por parte de los nazis.
(M. F. Bernasconi – RV)
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