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domingo, 7 de agosto de 2011

EL VATICANO Y LOS VIDEOJUEGOS

















Está en Internet desde hace un par de meses y es uno de los que recibe más clicks. Se llama Vatican Wars, un juego que permite ocupar el solio pontificio. El objetivo: revolucionar la Iglesia o imponer una línea conservadora



Un click para inscribirse, otro para seleccionar en cuál equipo jugar. La tercera vez que se hace click, comienza el desafío: convertirse en Papa, aunque sólo en el mundo virtual. El juego se llama "Vatican Wars", está en la red desde hace un par de meses y ha ya entrado en la clasificación de los más visitados en Facebook: gratuito, funciona solamente en línea y no necesita ningún CD. Se encuentra en el social network y se puede competir con usuarios de todo el mundo: el objetivo, naturalmente, es acceder al solio pontificio. Pero el camino cibernético que lleva a San Pedro está lleno de imprevistos y de obstáculos.
 

Los jugadores se dividen en dos equipos: Templarios y Cruzados, dependiendo de las convicciones éticas y morales, y sobre todo, del objetivo: revolucionar la Iglesia o imponer una línea conservadora. Cada participante tiene que moverse entre emboscadas en medio de temas escabrosos -desde el aborto a los derechos en el campo de la bioética- y conocer el calendario litúrgico, los santos del día y alguna noción de Teología. El ganador será quien tenga las ideas más claras, quien tenga una visión y consiga imponerla a miles de inscritos. 

Las reacciones por el momento son positivas y, según indican los sondeos -informales si se quiere-, están funcionando las posiciones del mundo católico, aunque haya en Facebook quien critique la ambientación gótica: un mundo que está demasiado lejos del mundo actual, en el que el Papa navega en Twitter y la misa del domingo se puede seguir desde un iPad. «Será interesante saber       -sigue diciendo Ehlich- qué tipo de Papa prefiere la gente».
 
 
Seguramente no el que se representa en otro videojuego que causó polémica en el Salón de la Tecnología de Colonia, “Shadows on Vatican". Realizado por el Art studio de Torre del Greco, entrará en el mercado en septiembre, pero la presentación ya levantó una polvadera. El protagonista es James Murphy, un misionero americano encargado de investigar sobre una serie de acontecimientos que alteran la pax vaticana, a la sombra de un pontífice casi invisible. Más inspirados en las novelas de Dan Brown que en los libros de historia, los creadores de "Shadows on Vatican" mezclan la Logia P2, el delito Calvi, el Crack Ior y la Banda de la Magliana. «Qusimos poner bajo la lupa los mecanismos discutibles de todo un sistema de poder», dice Giandomencio Maglione, administrador de la empresa que trabajó en el proyecto, consciente, no obstante, de que la ambientación de las aventuras del detective Murphi es plúmbea, pues «la iglesia no se ha quedado en la Edad Media».
 
Es una relación complicada la que hay entre el vaticano y los videojuegos. Benedicto XVI fue el primero, durante la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2007, que señaló con el dedo los programas que, «en nombre de la diversión, exaltan la violencia, reflejan comportamientos antisociales o vulgarizan la sexualidad humana» y a los productores que, para perseguir una «competitividad comercial», se reducen «a reducir los estándares». Sin embargo, desde las aplicaciones de la Jornada Mundial de la Juventud hasta las páginas sociales del Vaticano, la revolución hi-tech ha llegado de manos del mismo Ratzinger. «Benedicto XVI –dice orgulloso don Diego Goso, uno de los primeros sacerdotes italianos que apareció en línea hace ya 10 años– ha invertido una tendencia: antes la interactividad se consideraba una pérdida de tiempo. Gracias a él ha cambiado todo». Los videojuegos han entrado también en el seminario y "Priestville", con treinta mil inscritos, es el primero de la clasificación: los jugadores tienen que crear una comunidad, administrarla bien y motivar a los fieles. Una probadita de la vida del futuro.




Vatican Insider
 

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