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viernes, 17 de febrero de 2012

DATOS ESTADÍSTICOS SOBRE EL CONSISTORIO DE NUEVOS CARDENALES QUE EMPIEZA MAÑANA
















Mañana, sábado 18 de febrero, Benedicto XVI impondrá la birreta roja a 22 nuevos «príncipes de la Iglesia», dispuestos a defender la fe y al Papa «usque ad sanguinis effusionem», es decir, hasta el esparcimiento de sangre, representado por el color rojo de su vestimenta. Dieciocho de los nuevos «creados» (el nombramiento cardenalicio se denomina de este modo, en cuanto depende de la libre voluntad del Pontífice) entrarán a formar parte del club más exclusivo del mundo, el de los electores del Papa, mientras los restantes cuatro reciben la púrpura habiendo superado ya los ochenta años, por méritos adquiridos durante su servicio, pero no podrán participar por motivos de edad en un eventual cónclave.

Junto a la birreta de color púrpura (el clásico "gorro con picos", pero sin borla), los nuevos cardenales reciben de las manos del Papa la bula de nombramiento con el título de la iglesia romana asignada a cada uno de ellos -cada purpurado es titular de una- junto al anillo cardenalicio. Hasta el último consistorio, el celebrado en noviembre de 2010, el papa entregaba el anillo al día siguiente de la imposición de la birreta, durante la misa celebrada en San Pedro con los nuevos cardenales. El ritual ha sido revisado y simplificado, y ahora, los nuevos purpurados recibirán todo al mismo tiempo, el sábado por la mañana.

La lista de los nuevos cardenales fue anunciada por Benedicto XVI durante el Angelus del 6 de enero, fiesta de la Epifanía. Está encabezada por Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Siguen otros nueve jefes de dicasterio o responsables de oficinas de la curia: el brasileño Joao Braz de Aviz (prefecto de la Congregación para los Religiosos), el portugués Manuel Monteiro de Castro (Penitenciario Mayor, que recibió el cargo pocas horas antes del anuncio del consistorio), Giuseppe Bertello (presidente del Gobernatorado Vaticano), Domenico Calcagno (presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), Giuseppe Versaldi (presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede), el español Santos Abril y Castelló (arcipreste de la Basílica Papal de Santa Maria Mayor), el estadounidense Edwin Frederik O'Brien (gran maestro de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, Antonio Maria Vegliò (presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral de los Emigrantes y los Itinerantes), Francesco Coccopalmerio (presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos).

En cambio, los obispos diocesanos que entrarán a formar parte del club más exclusivo del mundo, el de los electores del Papa, son ocho: Giuseppe Betori (arzobispo de Florencia), el indio George Alecherry (arzobispo Mayor de los Siro-Malabares), el canadiense Thomas Christopher Collins (arzobispo de Toronto), el holandés Willem Jocoby Eijk (arzobispo de Utrecht), el chino John Tong Hon (obispo de Hong Kong), el alemán Rainer Maria Woelki (arzobispo de Berlín), el estadounidense Timothi Michael Dolan (arzobispo de New York) y el checo Dominik Dika (arzobispo de Praga).

A estos dieciocho hay que añadir otros cuatro cardenales de más de ochenta años que Ratzinger ha querido incluir en la lista: se trata del padre Prosper Grech, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del padre Karl Josef Beker (que podría no estar presente en la imposición de la birreta por motivos de salud), profesor emérito de la Pontifica Universidad Gregoriana, de Monseñor Lucian Muresn, arzobispo mayor de la iglesia greco-católica rumena, y de monseñor Julien Ries, profesor emérito de historia de las religiones en la Universidad Católica de Lovaina, el fundador de la Antropología Religiosa Fundamental.

Con esta "horneada" de cardenales, el número de los electores del Papa asciende a 125 (cinco más del tope establecido por Pablo VI, pero superado más de una vez por Juan Pablo II): en pocos meses, cuando algunos de los purpurados alcancen la edad de ochenta años, el número volverá a entrar en la norma.

La lista de los nuevos cardenales confirma la tendencia que se ha manifestado en estos últimos años: aumenta efectivamente el peso de la Curia romana, de Europa y de manera particular de Italia. En la lista anunciada por el Papa el 6 de enero, de hecho, diez de los purpurados con derecho a voto son miembros de la Curia, cinco de ellos ex nuncios apostólicos. Los italianos que forman parte de esta lista son siete, pero solo uno de ellos, Giuseppe Betori, encabeza una iglesia local. Los restantes recubren cargos en los dicasterios y en las distintas oficinas del Vaticano.

En caso de cónclave, los italianos electores del nuevo Papa serían 30, de un total de 125. Ante esta enorme presencia curial, se advierten ausencias significativas: el que se celebrará en febrero, será un consistorio sin ni siquiera un nuevo cardenal africano, a pesar del éxito del reciente viaje del Papa a Benín y de la apreciada vitalidad demostrada por las Iglesias del Continente Negro. Ni siquiera una birreta roja está destinada a los obispos residenciales de América Latina, que en otros tiempos era definido como "continente de la esperanza", en el cual reside más de la mitad de los católicos del mundo, que será visitado por el Papa dentro de algunas semanas (México y Cuba) y donde está programada la Jornada Mundial de la Juventud del 2013. Y para terminar, ningún obispo de Medio Oriente, área atormentada donde los cristianos viven entre no pocas dificultades, se convertirá en cardenal.

Con el consistorio del sábado los cardenales votantes europeos alcanzan la cifra de 67, que añadidos a los norteamericanos y al de Oceanía hacen que los electores del Papa, provenientes del Norte del mundo sean 83. América Latina, África y Asia juntas suman 41 electores. Más que notable, en este equilibrio, el peso de la Curia romana: después del 18 de febrero, 44 de los 125 cardenales electores, es decir, una tercera parte, está trabajando o ha dejado hace poco de trabajar en los dicasterios y en los departamentos romanos.

En sus cuatro consistorios, Benedicto XVI ha creado 84 purpurados, de los cuales 68 son electores. De estos últimos, los italianos son 21 (el 30,1%) y los curiales 28 (el 41,2%). Desde este punto de vista, como se ha hecho notar en un artículo publicado en la página del vaticanista italiano Sandro Magister (http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350142), "son cuotas mucho más altas que las alcanzadas con Juan Pablo II (de 209 cardenales electores creados por él, los italianos fueron 46, el 22 %, y los curiales 61, el 29,2%), con Pablo VI (que nombro 144 purpurados entre los cuales 38 italianos, el 26,4%, y 40 curiales, el 27,8%) e incluso con Pío XII (13 de sus 54 cardenales fueron italianos, el 24,1%, y los curiales 10, el 18,5%): este último porcentaje, curiosamente fue más bajo que los alcanzados por todos los papas que le han sucedido)".


Mientras, una semejanza en cuanto a las cifras se puede apreciar entre los consistorios de Benedicto XVI y los de Juan XXIII.

Como es tradición, durante la tarde del sábado, están programadas las "visitas de cortesía": los nuevos cardenales, en varias salas, en los pasillos del palacio apostólico y en varios puntos del aula Pablo VI del Vaticano, recibirán el saludo y el homenaje de todos aquellos que quieran felicitarlos.






V.I./Andrea Tornielli
Ciudad del Vaticano

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