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sábado, 18 de febrero de 2012

ENTUSIASMO EN EL VATICANO POR LAS PRIMERAS APORTACIONES DEL CONSISTORIO



La evangelización dentro de un contexto de secularismo en el que sin embargo se descubren señales de religiosidad es el punto inicial indicado por el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, cuya relación ha servido para abrir los trabajos de la jornada de oración y reflexión del colegio cardenalicio la víspera del consistorio.


La evangelización es el tema del orden del día en esta reunión de cardenales, ocupados en la preparación el Año de la fe, convocado por Benedicto XVI y que iniciará el próximo 11 de octubre.

Dolan forma parte del grupo de los 22 que mañana recibirán la púrpura de manos de Benedicto XVI. El arzobispo de Nueva York -ciudad que, ha dicho, "a pesar de dar la impresión de estar secularizada, es una ciudad muy religiosa"- ha hablado de siete puntos dentro de una estrategia de evangelización, ha invitado a la confianza y la valentía en la misión, ha recordado que el cristianismo es fe en una Persona y no en un concepto, ha hablado de "analfabetismo catequístico" como "desafío" que hay que aceptar con motivo del año de la fe convocado por el Papa.

"La Nueva Evangelización se hace con la sonrisa, no con el ceño fruncido", ha dicho y, "la Iglesia es fundamentalmente un sí, no un no". Llevar el Evangelio "un acto de amor" que puede requerir "sangre". "Hoy tristemente –ha comentado- tenemos mártires en abundancia".

Dolan ha querido cimentarse con el italiano, ganándose las simpatías del auditorio. "Gracias a vosotros, Santo Padre y hermanos –ha dicho- por haber soportado mi italiano básico. Cuando el cardenal Bertone me pidió que hablara italiano, me preocupé porque hablo italiano como un niño".

Poniéndose de nuevo serio, ha recordado la advertencia a los teólogos para que "traten de hablar de la fe como si fueran niños" y que "necesitamos contar -ha concluido- también como si de un niño se tratara, la belleza y la simplicidad de Jesús y de su Iglesia".

Por su parte monseñor Rino Fisichella en la "comunicación" sobre el Año de la Fe durante la reunión del Colegio Cardenalicio, en presencia de Benedicto XVI, la víspera del Consistorio, ha afirmado que los principales objetivos son: "Renovar y reforzar la fe en un momento de particular crisis que ve, sobre todo, a muchos cristianos indiferentes, lejanos de la vida y de la comunidad, a menudo confusos por los acontecimientos de la historia que sobre todo en este periodo ha entrado en una grave crisis de identidad y de responsabilidad social".

"Los contenidos fundamentales de la fe ya no se conocen -ha proseguido el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización- y la participación en la vida sacramental está pasando por una notable disminución como nunca se había dado". Según Fisichella, "el mismo entusiasmo misionero que en el pasado llevaba a abandonar el propio país para internarse en territorios en los cuales el nombre de Jesucristo todavía no se conocía, se ha debilitado en gran medida".

Para Fisichella, además, no hay que olvidar "la condición de incompletitud a la cual está llevando la cultura en general, que impide a menudo que se alcance un punto de vista común y un proyecto de compromiso compartido". El Año proclamado por Benedicto XVI, en ese contexto, con las iniciativas que serán incluidas en el programa que se está elaborando, "se convierte en una ocasión propicia para que la Iglesia entera ofrezca un testimonio común y unitario de su fe".









Vatican Insider/Redacción Roma

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