“Mirar a Cristo para comprender el sentido de la verdadera realeza, vivida en el servicio y en el don de sí” es la invitación del famoso Salmo real 110, a dicho el Papa Benedicto, en la síntesis de su Catequesis a los peregrinos de lengua española, en el Aula Pablo VI. Benedicto adelantó así la imagen victoriosa de Jesús que presenta el final del ciclo litúrgico, en la Fiesta del domingo de Jesucristo Rey del universo. Al hablar de la “verdadera realeza, vivida en el servicio y el don sí”, el Papa ubica la soberanía de Cristo, no en el marco de los poderes temporales -en los que la democracia delega el poder legislativo, ejecutivo y judicial en diversas personas-, sino en la del Reino de Dios; del Amor invicto con el que Cristo vence “las potencias del mundo”.
Dado que “en el misterio del pan y del vino, dona la remisión de los pecados y la reconciliación con Dios”, “Jesús es sacerdote verdadero y definitivo”. Su soberanía sobre el mal y la muerte está íntimamente unida a su condición de Sumo y Eterno Sacerdote, desde la cual ejerce y actualiza hoy esta soberanía, a través de los sacramentos. JGO-RV
Queridos hermanos y hermanas:
Dedicamos la última catequesis sobre la oración del Salterio al salmo 110, uno de los más famosos salmos sobre la realeza. La tradición de la Iglesia, siguiendo el uso y la interpretación que de él hizo el Nuevo Testamento, lo ha considerado siempre como uno de los textos mesiánicos más significativos. El rey que canta el Salmista es Cristo, el Mesías que instaura el Reino de Dios y vence a las potencias del mundo. Él es el verdadero rey que con su resurrección ha entrado en la gloria y está sentado a la derecha del Padre. Él es también el verdadero y definitivo sacerdote que lleva a su cumplimiento definitivo el sacerdocio de Melquisedec y que, en el misterio del pan y del vino, dona la remisión de los pecados y la reconciliación con Dios. Así, este salmo nos invita a mirar a Cristo, su misterio pascual, para comprender el sentido de la verdadera realeza, vivida en el servicio y en el don de sí. Rezando con este salmo pedimos al Señor que nos ayude a caminar siguiendo a Cristo, el Rey Mesías, dispuestos a subir con Él al monte de la cruz para llegar con Él a la gloria.Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la Diócesis de San Cristóbal, Venezuela, acompañados por su Obispo, Monseñor Mario Moronta, a las religiosas Hijas de María Inmaculada, así como a los grupos provenientes de España, México, Chile, Colombia, El Salvador y otros países latinoamericanos. Invito a todos a enriquecer vuestra relación con Dios con el rezo piadoso de los salmos, especialmente en la liturgia de las horas.
Muchas gracias por vuestra visita.
Radio Vaticana
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