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Los adictos a «krokodil» suelen vivir sólo tres años después de iniciarse con esta droga. La piel de los consumidores se torna gris y se desprende con el paso del tiempo hasta dejar los huesos expuestos.
Los peligros asociados al consumo de heroína han quedado minimizados al lado de las consecuencias de una droga denominada «krokodil», diez veces más mortífera. En Rusia las autoridades ya dieron la voz de alarma, aunque la amenaza se ha extendido a Europa occidental.
«Krokodil» (en español, «cocodrilo», nombre dado por el efecto de escamas que produce en la piel), es un opiáceo sintético con unos efectos secundarios que han sido calificados de «sangrientos», «horribles deformaciones» y con una «muerte dolorosa», entre otras advertencias. El narcótico produce la putrefacción de la carne: gangrena, infecciones y heridas abiertas son algunos de los síntomas asociados.
La droga está compuesta por un peligroso cóctel de codeína, yodo, ácido clorhídrico y fósforo. El ácido clorhídrico provoca la destrucción de la piel; la codeína no requiere siquiera receta médica en lugares como Rusia, donde ha aumentado exponencialmente su uso desde 2009 y en algunas regiones incluso ha suplantado a los opiáceos tradicionales.
Droga «casera»
El compuesto, además, se puede preparar a bajo coste en una cocina casera, no requiere de un sofisticado laboratorio. Por si fuera poco dañino, a menudo se han detectado sustitutivos de algunos de los ingredientes, como el uso de gasolina como disolvente.
«Krokodil», con un precio de aproximadamente cinco euros por inyección, se ha erigido como una alternativa muy barata a la heroína, entre diez y veinte veces más cara en el mercado. Además, la desomorfina añadida a esta nueva droga es entre ocho y diez veces más potente que la morfina empleada en la heroína.
La Razón
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