Y son ya siete los obispos que han presentado su dimisión en Irlanda. El obispo de Derry, Seamos Hegarty ha abandonado su cargo elevando a siete el número de las diócesis católicas irlandesas que están a la espera de un titular. El escándalo pederastia ha atravesado como un ciclón la Iglesia nacional y ahora más de una cuarta parte de las diócesis de Irlanda esperan que llegue desde el Vaticano la designación de un nuevo obispo.
La "tolerancia cero" impuesta por Benedicto XVI ha caído como una guillotina sobre sectores del episcopado que durante años habían "encubierto" los casos de abusos a menores y ocultado a los sacerdotes pederastas. El pasado verano salió a la luz una noticia clamorosa según la cual Benedicto XVI había estado a punto de pedir la dimisión a todos los obispos irlandeses para reconstruir de cero una iglesia sin ninguna credibilidad. Esto no sucedió; pero que siete diócesis todavía no tengan un nuevo obispo indica que es un hecho que se esté iniciando desde cero.
Las causas del gravísimo fenómeno y la orientación de la Santa Sede respecto a la violencia sexual del clero fueron recientemente explicadas por L'Osservatore Romano. Haciendo referencia a la cantidad de casos de abusos contra menores por parte de religiosos, el diario vaticano subraya que "la mayor parte de los episodios tuvo lugar hace algunas décadas". En ese periodo, añade el Osservatore Romano, haciendo referencia en particular a los años sesenta y setenta, "las influencias sociales agravaron el estado de vulnerabilidad de algunos sacerdotes, cuya preparación era inadecuada para llevar una vida en el respeto al voto de celibato". Esos candidatos al sacerdocio que más tarde se convirtieron en autores de abusos "seguramente no podían ser identificados precozmente ni por medio de pruebas psicológicas, ni haciendo un examen de su desarrollo cultural, ni con el análisis de sus experiencias vocacionales". En cambio, "el crecimiento del nivel de formación humana que se ha alcanzado a lo largo de los años sucesivos en los seminarios, para hacer a los jóvenes cada vez mas conscientes de la autenticidad de su vocación al sacerdocio, ha sido la principal causa del actual descenso del número de casos de abusos sexuales a menores por parte de religiosos".
En todo el mundo católico "hacia mediados de los años ochenta, la reacción de los obispos frente a las pruebas que confirmaban las noticias a propósito de abusos, fue la de concentrar la ayuda en los religiosos culpables de los hechos. A pesar del desarrollo desde mitad de los años noventa, de un amplio programa a favor de las víctimas, de sus familias y de todas aquéllas personas que habían sufrido daños a causa de los abusos sexuales, las políticas adoptadas por las estructuras diocesanas no se han demostrado del todo eficaces; sin embargo, la disminución de casos de abusos sexuales llevados a cabo por miembros del clero ha sido mucho más veloz que la producida en el ámbito social más amplio".
Además, la crisis provocada por los abusos sexuales cometidos contra menores por parte de los religiosos católicos tiene sus raíces en el contexto histórico en el que fueron cometidos dichos crímenes. Pero existen motivos fundados para tener esperanza en que todo lo que se está haciendo en este momento sea efectivamente útil para impedir que se repitan los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes. Y la imposibilidad para poder prever comportamientos sexuales desviados lleva de consecuencia a la predisposición de programas que hagan más seguros los contextos de relación. La Iglesia Católica ha tomado la decisión de actuar con tolerancia cero respecto a cualquier religioso que cometa abusos sexuales hacia muchachos. Una decisión de este tipo no sólo protege a los niños sino que tranquiliza también a decenas de miles de sacerdotes que han sufrido a causa de esta crisis mientras llevaban a cabo su ministerio con honor y sacrificio personal.
V.I./Giacomo Galeazzi
Ciudad del Vaticano
Ciudad del Vaticano
No hay comentarios:
Publicar un comentario