El cardenal Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, nos regaló hace pocos días este mensaje de twitter con foto y, a título anecdótico, nos hemos enterado hasta de lo que bebió el Santo Padre.
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Si hay un experto de la Palabra en el Vaticano, este sería, sin dudas, el cardenal Gianfranco Ravasi. En el centro cultural vinculado con la Embajada de Francia en la Santa Sede –que ha sido recientemente bautizado como Instituto Francés “Centro de St. Louis”– el presidente del Pontificio Consejo de la Cultura pronunció fuerte y claro su llamado, al inaugurar una serie de lecciones de filosofía y de teología.
Ante los presentes (profesores y estudiantes), el discurso de Ravasi fue una aguda disertación con abundantes citas, de la Biblia a Borges, de Ionesco a Pascal; un excursus a través de las diferencias dimensiones de la palabra como evento creativo en el génesis, evento histórico en el Evangelio de Juan con el Verbo que se encarna; evento gráfico, fonético, artístico. Espera Ravasi que esa manifestación artística permita que se vuelva a abrir «el horizonte del arte sacro».
En un mundo en el que «las palabras son complejas y, a veces, incomprensibles», el cardenal Ravasi invitó a los predicadores a tomar en cuenta los nuevos lenguajes para capturar la atención de los fieles. «La palabra está sufriendo, incluso en la comunidad eclesial; la Iglesia y su comunicación son fundamentales, pero la palabra a menudo se ve traicionada y humillada, incluso desde el púlpito». Ravasi se dirigió a los sacerdotes porque «con frecuencia, sus predicaciones no tienen color, ni sabor, ni olor, hasta que se vuelven irrelevantes». Por ello invitó a volver a encontrar «el escándalo creativo de la palabra, a tomar la Biblia como un ejemplo de que la lectura puede preocupar y, tal vez, desconcertar gracias a su fuerza».
Según el cardenal Ravasi, hay que «encontrar la palabra que ofende, hiere, inquieta, juzga», la palabra «sana, auténtica, que deja huella». Y no hay que olvidar que hoy, nos guste o no, quien escucha «es hijo de la tv y de internet». «Cuidado con la tecnología que abandona la vía simbólica y narrativa», advierte Ravasi. El predicador «tiene que tener en cuenta a los que escuchan, un público hijo de la tv y del lenguaje descarnado de internet: esta es la longitud de onda. Umberto Eco piensa que los jóvenes de hoy solo usan 800 palabras. Esto implica que quien habla debe ser esencial, incisivo, narrativo, colorido. La Biblia es el texto más a la mano desde este punto de vista, lleno de historias, símbolos, imágenes. Después, hay que recordar que la comunicación de la fe no solo pasa a través de las homilías. También puede pasar a través de los 140 caracteres de un mensaje de Twitter».
Ravasi, entre otras cosas, fue el primer cardenal que usó con conocimiento la red y las redes sociales; con entusiasmo y creatividad abrió un blog que es muy leído (gianfrancoravasi.blog.ilsole24ore.com), y se lanzó al océano de Twitter (@CardRavasi), porque pretende «llegar a las nuevas generaciones, compuestas por navegadores muy hábiles de la galaxia internet, los nativos digitales».
V.I./Antoine Marie IzoardRoma
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