En un comunicado del arzobispado, emitido ayer, el cardenal Sistach informó de esta reunión, en la que también estuvieron presentes el obispo auxiliar y vicario general, Sebastià Taltavull, y el canciller y secretario general del arzobispado de Barcelona, Sergi Gordo.
La reunión se celebró a raíz de unas declaraciones del sacerdote sobre un aborto publicadas en un libro sobre su persona, «Pare Manel. Més a prop de la terra que del cel» (Angle Editorial). En este libro sobre el mosén, conocido porque lleva más de 30 años ayudando a familias y necesitados en Nou Barris (Barcelona), el padre Manel confiesa que participó en un aborto a una joven para evitar que se desangrara.
«Libertario»
En este libro, el sacerdote también explica que vive en pareja con una mujer, aunque sin mantener relaciones sexuales, asegura que el celibato debería ser voluntario y que él se siente libertario. Ante estas revelaciones, el arzobispo Sistach se reunió ayer con él para iniciar el proceso de excomunión del sacerdote, «debido a que el código de derecho canónigo» dice que «cooperar en un aborto comporta en virtud del mismo derecho la pena de excomunión ‘latae sententiae’».
El arzobispado deja claro en su nota que «estas diligencias preceptivas de la normativa canónica no impiden reconocer el trabajo social que desde hace muchos años está realizando este sacerdote al servicio de los grupos más necesitados de nuestra sociedad».
El padre Manel presentó esta obras el pasado viernes en una librería de Barcelona, aunque intentó evitar la polémica y la confrontación con la Iglesia. En el acto, Pousa dijo que «sé que soy anárquico, pero esto me ha llevado a ser responsable y libre».
El libro empezó a gestarse hace más de un año, cuando el periodista de TV3 Francesc Buxeda decidió «poner voz» a las experiencias de este sacerdote, especialmente en lo referente a la lucha contra la marginación social. La obra es fruto de más de 24 horas de conversaciones entre Pousa y el periodista.
En la presentación de la obra, Pousa lamentó que «ante las críticas a esta obra no se haya podido abrir un debate» y consideró que «a veces, me gustaría tener más sentido común para no dar de comer a los buitres». Sin querer entrar en polémicas, el padre Manel aseguró estar convencido de que «el arzobispado quiere mi bien y el de la Iglesia». «Sería malo que la Iglesia sólo fuera la del padre Manel, tiene que ser más plural».
En este acto, Pousa estuvo acompañado del actor Carles Flavià. El cómico, que tiene experiencia en el seno de la Iglesia como sacerdote, bromeó con descaro sobre «las amigas especiales» del cura. Flavià recordó cuánto le sorprendía ver a un niño de doce años cargado de bolsas llenas de merienda para los niños más desfavorecidos de Barcelona. Ese niño era Manuel Pousa, que luego se convertiría en el padre Manel y crearía su propia fundación para seguir ayudando a los demás.
La entidad, que lleva su nombre, presta servicios beneficiosos y sociales a la gente más marginada de los barrios barceloneses de Verdum, Roquetes y la Trinitat y a los presos de las cárceles catalanas. Sin embargo, defiende principios como el celibato voluntario y ayudó en el aborto de una menor, lo que se trata seguramente del hecho más polémico en su relación con la Iglesia.
El padre Manel comentó el pasado viernes que «no quiero que nadie se considere ni mejor ni peor que el resto, tampoco por ir o no a misa, esto es una decisión personal, y el problema de todas las polémicas es olvidar quienes son los protagonistas, los que tienen dificultades y necesitan ayuda». «Lo que nos une es lo más importante», añadió.
Otro punto polémico del libro es su versión sobre la visita del Papa a Barcelona, el pasado 7 de noviembre. En la obra, Pousa comenta que «supuso un coste exagerado e inútil, teniendo en cuenta los tiempos que corren ahora mismo». Este fragmento significa otro motivo de conflicto con el arzobispo Lluís Martínez Sistach.
Fuente: La Razón
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