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jueves, 15 de septiembre de 2011

"EL CORAZÓN VERDE" DEL VATICANO SE ABRE A TURISTAS Y PEREGRINOS















Desde hoy se abre a los turistas y peregrinos que podrán acceder al "corazón verde" del Vaticano



Durante siglos han sido el lugar al cual los papas se dirigían cuando querían encontrar un momento de tranquilidad lejos de los problemas del gobierno de la Iglesia y la muchedumbres de la Basílica de San Pedro. Son los Jardines Vaticanos, un oasis verde en el corazón de Roma escondido por la imponente grandeza de la Muralla Leonina, que encierra árboles seculares y plantas exóticas, grutas artificiales, edificios históricos y 100 fuentes.
 
León XIII, por ejemplo, prefería quedarse sentado delante de su pequeña casa en la colina; sin embargo el genovés Benedicto XV permanecía gustoso ante el quiosco de la Virgen de la Guardia. Pío XII paseaba por este lugar todos los días, con sol y con lluvia, mientras Juan XXIII prefería permanecer sentado en compañía de su secretario en un pabellón chino.
 
 
Por otra parte, el agua que surge de las fuentes y la sombra de los antiguos pinos pluriseculares, crean un lugar ideal para esconderse del calor en los veranos romanos.
 
Los jardines ocupan una tercera parte de las cuarenta y cuatro hectáreas del Estado Vaticano. Un equipo de trabajo de más de treinta trabajadores y especialistas trabaja todo el año en los cuidados de este jardín.
 
En su interior surge una joya de la arquitectura del Renacimiento, la Casa de Campo de Pío IV, construida por Pirro Ligorio, arquitecto de jardines e ingeniero hidráulico, autor también de la famosa "Villa d'Este" en Tivoli. Hoy es sede de la Pontificia Academia de las Ciencias.
 
Los Jardines cuentan también con algunas plantas raras en nuestras latitudes, como el ceibo, conocido también como el árbol del coral por sus flores de color rojo escarlata, presente en algunos países de Sudamérica. También hay grandes secuoyas y palmas cycas, plantas originarias de Japón.
 
En los jardines, en los primeros años del Siglo XX, había también un pequeño zoo y actualmente hay muchos animales, entre los cuales pájaros carpinteros, abubillas y coloreados y vivaces papagayos periquitos, que hacen las delicias de los visitantes con sus cantos. A finales del siglo XIX, León XIII hizo llegar a los jardines gamos, gacelas y corzos desde África que corrían libremente por el parque. Se cuenta que un día una gacela se subió encima de él. El Papa, que no estaba asustado, tranquilizó a sus acompañantes diciendo: "¡Un león no puede tener miedo de una gacela!".
 
La Torre Leonina, en la colina que domina los jardines, fue durante siglos, antes, sede de la "Specola Vaticana- el observatorio astronómico más antiguo del mundo"- luego de Radio Vaticano. Dentro de los Jardines surge también el palacio en el cual el premio Nobel Guillermo Marconi –inventor del telégrafo sin hilos y de la radio- mandó en onda por primera vez la voz del Papa.
 
Hasta ahora, los Jardines se podían visitar sólo organizando la visita previamente. Pero desde este verano, gracias a la colaboración entre el Gobernatorado del Estado de la Ciudad del Vaticano- el ente que se ocupa de la gestión del Estdo más pequeño del mundo- y la Obra Romana de las Peregrinaciones, el "corazón verde" del Vaticano se abre a los turistas y peregrinos que podrán acceder a bordo de minibús abiertos de metano, con 28 plazas cada uno, a bajo impacto ambiental y dotados de navegador GPS.
 
El itinerario de visita permite admirar sugestivos panoramas desde la Cúpula de San Pedro y prevé también una breve parada ante la fiel reproducción de la Gruta de Lourdes, donada al Papa León XIII por el Obispo de Tarbes- diócesis en la cual surge el Santuario Mariano- en 1902.
 
El recorrido, que además cuenta con paradas delante del Palacio del Gobernatorado, la sede de Radio Vaticana, la Estación del tren del Vaticano y el helipuerto, es también una ocasión para conocer la estructura y el funcionamiento del Estado de la Ciudad del Vaticano.




V.I. / Alessandro Speciale /Ciudad del Vaticano

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