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jueves, 8 de septiembre de 2011

UNA INGLESA DE 81 AÑOS SE HACE UN TATUAJE EN EL PECHO PARA "QUE NO LA RESUCITEN"








Joy Tomkins está convencida de que no quiere morirse y volver a la vida.

Por eso, no se conformó con escribir la frase "No resucitar" en un papel... y optó por visitar una tienda de tatuajes para inmortalizarla en su pecho.
Además del "No resucitar", Tomkins se tatuó en la espalda una flecha acompañada por las letras P.T.O. (Please turn over, por favor voltéenme), ambas indicaciones extras para que el mensaje escrito debajo de su cuello no pase desapercibido.


No hay excusas


 
La mujer, que trabajó durante años como secretaria de una revista, dijo a la BBC que no podría soportar "hacer camas y lavar durante otros 20 años".



A pesar de tener un testamento desde hace tres décadas, Tomkins cree que el tatuaje no deja margen para el error.



"El tatuaje es inmediato. No hay excusas para decir que no conocían mi deseo", dijo.



La abuela, que es diabética, asegura que no está gravemente enferma.



La idea de hacerse el tatuaje la tomó de una enfermera jubilada que hizo algo similar en 2003.



Según ella, su deseo de no ser resucitada le ahorrará dinero al Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés).


Mensaje claro


 
El caso de Tomkins abre el debate acerca de qué deben hacer los médicos: respetar los deseos de los pacientes o cumplir su "labor".



"Si me encuentran tirada en el suelo sin poder pronunciar palabra, quiero que respeten mi voluntad", dice. "Tengo 81 años y no necesito más. Me espanta la idea de llegar a los 100 años, la odio".



"Mi suegra vivió hasta los 106 años y durante los últimos seis años de su vida fue una mujer miserable. Hubiese sido mucho mejor morir".



Tomkins dice que ya no tiene la resistencia para disfrutar de las cosas que le gustan, como tocar el piano y la jardinería.



"Tuve 80 buenos años: un matrimonio, hijos, nietos y un montón de amigos", dijo.



"Me siento feliz de despertarme en las mañanas, pero me sentiría igual de feliz si no lo hiciera".



Sus dos hijos y sus seis nietos están conscientes de los puntos de vista de su madre.



Para Anna Smajdor, profesora de ética médica en la Universidad de East Anglia, dijo que la señora Tomkins quería enviar un "mensaje muy claro" y "cubrir todos los frentes" con su tatuaje.



Sin embargo, la doctora deja claro que los tatuajes no son eficaces "como única forma de asegurar que se cumplan los deseos", ya que no son jurídicamente vinculantes.

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