Los critianos son el grupo religioso «más perseguido del mundo», y esta situación «es un insulto a Dios y a la dignidad del hombre». Y «hay signos preocupantes» en este sentido incluso en los países occidentales, porque «cuando se crea un clima de discriminación contra los cristianos pueden madurar también los crímenes». Lo dijo ayer por la mañana el arzobispo Dominique Mamberti, “Ministro del exterior” de la Santa Sede, durante su participación en la reunión de la OSCE para la previnción de los crímenes contra los cristianos que se desarrolló en Roma, en el Centro De Gasperi del ministerio del Interior. En la reunión, que se desarrolló rigurosamente a puertas cerradas, organizado por Massimo Introvigne –representante de la OSCE en la lucha contra el racismo, la xenofobia y la discriminación– y patrocinado por el gobierno italiano, participaron 150 delegados de los países que pertenecen en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
Mamberti explicó que las persecuciones contra los cristianos son también «una amenaza contra la seguridad internacional». «Se podría decir –continuó el secretario vaticano para las relaciones con los estados– que la mayoría de los crímines contra los cristianos suceden en países que son miembros de la OSCE». Pero las estadísticas y la documentación «muestran claramente que hay signos preocupantes incluso al interior» de las naciones que participan, «particularmente al nivel de la intolerancia y la discriminación pero también de verdadera violencia», y esto, según el arzobispo, es un «mal ejemplo».
Mamberti afirmó que «en el origen del problema hay una reflexión insuficiente sobre lo que significa la libertad religiosa», que «no es una libertad como tantas otras», sino «la base de todas» y que «no puede reducirse a la libertad de culto». La libertad religiosa, explicó el “ministro del exterior” vaticano, respetando «los derechos de todos, comprende, entre otros, el derecho de predicar, educar, abrir escuelas, convertir, participar en la vida política». No es sinónimo de «relativismo», precisó Mamberti, «ni de la idea de que todas las religiones equivalen o de que no son importantes». Al contrario, continuó, «el relativismo y el laicismo son amenazas para la libertad religiosa», y no hay libertad religiosa «cuando se quiere reducir la religión a un hecho privado».
La Santa Sede manifestó su apoyo a la reunión y a las actividades del representante OSCE para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos. El arzobispo concluyó su participación agradeciendo a todos los que se ocupan por detener las persecuciones y las torturas contra los cristianos que se verifican en algunos países. «Pero, desgraciadamente, también hay signos en nuestros países de intentos por marginalizar la religión y por discriminar a los cristianos. Nadie quiere confundir estos intentos con los asesinatos que suceden en otras regiones. Pero cuando se crea en un clima de discriminación contra los cristianos, pueden madurar incluso los crímenes».
Por ello, Introvigne habló de que en Occidente existe la «lógica del plano inclinado». «Se parte de la intolerancia contra los cristianos, que es un hecho cultural. De ahí se pasa a la discriminación, que es un dato jurídico: leyes que limitan la libertad de los cristianos. Y se llega a los crímenes del odio, a los asesinatos de sacerdotes y de monjas, y a la profanación de las iglesias, que ha llegado a niveles récord en Francia y en el norte de Europa». Combatir la lógica del plano inclinado «significa –explicó el representante de la OSCE– detener el proceso en sus primeras etapas. Combatir la intolerancia y la discriminación para evitar que se llegue a la violencia y al crimen».
V.I./ ANDREA TORNIELLI
Roma
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