Hoy, jueves 27 de octubre, el papa Benedicto XVI llegó a Asís para la “Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo”, que el mismo Pontífice anunció por sorpresa hace casi un año, el pasado 1 de enero.
El nuevo evento --ya bautizado como “Asís III”- que sucede 25 años después del primer gran encuentro interreligioso promovido por Juan Pablo II en la ciudad de San Francisco (el 27 de octubre de 1986) y casi diez años después del que tuvo lugar, siempre en Asís, en enero de 2002, está suscitando diversas reacciones en la prensa internacional, en particular en la alemana.
Como afirma Guido Horst en la Tagespost (24 de octubre), con su gesto el papa Ratzinger quiere destacar que la iniciativa de su predecesor es “demasiado importante” para dejarla en manos de los movimientos. “Veinticinco años después de la primera cumbre en la ciudad de San Francisco, el papa Benedicto XVI quiere dejar su huella en el 'espíritu de Asís' y no dejar este deber a la Comunidad de San Egidio”, sostiene. “Lo hará --continúa el autor- al estilo de Joseph Ratzinger, más tranquilo y reflexivo que con grandes palabras”.
El encuentro es, de hecho, distinto del que se desarrolló en 1986, que según los críticos --lefebvrianos a la cabeza- fue un desliz hacia el sincretismo. Esta vez los representantes de las distintas religiones no rezarán juntos, evitando de este modo inútiles polémicas.
Otro acento que pone Benedicto XVI es la elección de invitar a Asís también a exponentes ateos o agnósticos, demostrando de este modo --así afirma Horst- “que la búsqueda de la verdad y del bien no sólo es un privilegio de las religiones, sino que pertenece a 'todos los hombres de buena voluntad'”.
Para Norbert Sommer, en la web Deutschlandradio (22 de octubre), sólo este sería el único elemento “verdaderamente digno de mención” del nuevo encuentro. Para el autor, de la idea original de Juan Pablo II no ha quedado mucho. El ataque de los lefebvrianos y de otros grupos conservadores contra el presunto “horror interreligioso” de Asís parece haber surtido efecto. Según Sommer, Asís III es una oportunidad perdida. No habrá oración en común, “sólo llamamientos a la paz”. Por esto --concluye-, Asís III “es una prueba de incapacidad, una capitulación, un evento que sirve de excusa, sin gran importancia”.
Distinta es la opinión de Johannes Schidelko, de la agencia de prensa católica KNA (19 de octubre). Como destaca el autor, casi 300 delegados de distintas confesiones cristianas y religiones, es decir casi el doble de hace 25 años, han confirmado su presencia en Asís, un dato que “oscurece” el primer encuentro histórico de 1986. Participan por ejemplo el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. También el patriarcado de Moscú está representado por el metropolita Alejandro de Kazakstán, confirmando las buenas relaciones que existen entre Moscú y el papa Benedicto XVI.
A pesar del “arrebato” del número uno del mundo suní, el jeque Mohammed Ahmed al-Tayeb, imán de la universidad de Al-Azhar, que rechazó la invitación, el número de representantes musulmanes superó hoy el de 1986. Entre ellos hay delegados chiíes, provenientes de Irán y del Líbano.
Para Schidelko, el mundo ha cambiado desde el primer encuentro. Mientras que la Unión Soviética y el Bloque Oriental ya no existen, influyen sobre el clima interreligioso sucesos como los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la invasión de Irak en 2003 y la llamada “Primavera Árabe”, que desde hace casi un año está sacudiendo el mundo árabe. Además han quedado sin resolver grandes problemas como el hambre en el mundo y la pobreza. Y por si no fuera suficiente, está la crisis económica y financiera...
“Motivo suficiente para Benedicto XVI para invitar a las religiones del mundo y a los agnósticos abiertos al diálogo a un nuevo encuentro por la paz”, escribe Schidelko. El objetivo es “rechazar el fanatismo y el fundamentalismo, además de promover una colaboración a favor de condiciones de vida más equitativas”.
Para John Tavis, del Catholic News Service (18 de octubre), con Asís III el papa Ratzinger confirma claramente el compromiso ecuménico e interreligioso de su predecesor, el beato Juan Pablo II. Pero al mismo tiempo, el pontífice alemán ha sabido imprimir su propia marca en el evento, dando “menos pábulo a las malinterpretaciones”. También para Tavis, la novedad más grande es la invitación dirigida a los exponentes ateos o agnósticos, un movimiento que se lee con el trasfondo de otra iniciativa vaticana, “el Atrio de los Gentiles”, la estructura de diálogo entre los creyentes y los no creyentes impulsada por el Consejo Pontificio de la Cultura.
Según Tavis, esta apuesta parece reflejar una prioridad del papa Benedicto XVI. Como recuerda el autor, durante su reciente viaje a Alemania, Joseph Ratzinger sorprendió a muchos afirmando que los agnósticos que luchan en la cuestión sobre Dios están más cerca del Reino de los Cielos que los católicos “de rutina”.
Un enfoque distinto presenta el editorial firmado por Aymeric Pourbaix para la revista Famille Chrétienne (19 de octubre). La Iglesia Católica parece ser la única institución capaz de impulsar una iniciativa como la de Asís III, aunque el cristianismo es hoy la religión más perseguida en el mundo. Esta paradoja --continúa diciendo el autor- “revela lo que es verdaderamente la paz cristiana”.
La verdadera paz --prosigue el editorial- no es “como la da el mundo” (Jn 14,27), es decir no existe sólo en la ausencia de guerra, sino que es la paz que emana de los innumerables santos celebrados el día de Todos los Santos, entre los que está también san Francisco de Asís. “La verdadera paz --concluye Pourbaix – es por tanto la santidad; no hay otro camino para los cristianos, y es el de la paz de la que el Papa se hace mensajero en Asís”.
Zenit
Por Paul De Maeyer[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]
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