Jesús nos enseña practicando primero Él, el mandamiento del amor. “San Pablo nos invita a acercarnos al Evangelio, no como palabra de los hombres, sino como Palabra de Dios”, reflexionó previamente a la oración del Ángelus, el Sucesor de Pedro, desde la ventana de su estudio que da a la Plaza de san Pedro. Rezaron con él multitud de peregrinos de distintos lugares del mundo, entre los que se encontraba la comunidad de devotos peruanos del Señor de los Milagros, sosteniendo en andas el cuadro de Jesús crucificado que veneran.
Acercarse al Evangelio como Palabra de Dios nos permite recibir con fe la amonestación que Jesús dirige a nuestra conciencia, dijo el Papa, refiriéndose al llamado de atención de Jesús a los fariseos que, como maestros, dicen pero no hacen; “su conducta era abiertamente en contraste con la enseñanza que proponían a los otros con rigor” explicó el Pontífice. “La buena doctrina es recibida, pero peligra de ser desmentida por una conducta incoherente”. Por esto Jesús dice: “todo lo que les digan que guarden, guárdenlo y háganlo; pero no lo hagan conforme a sus obras”.
La actitud de Jesús es exactamente lo opuesto, afirmó Benedicto XVI, porque “Él es el primero que practica el mandamiento del amor, que enseña a todos, y puede decir “porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” y nos ayuda a llevarlo junto a Él.
TEXTO COMPLETO DE LA REFLEXION:
¡Queridos hermanos y hermanas!
En la liturgia de este domingo, el apóstol Pablo nos invita a acercarnos al Evangelio «no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios» (1 Ts 2,13). En este modo podemos acoger con fe las amonestaciones que Jesús dirige a nuestra conciencia, para asumir un comportamiento conforme a ellos. En el pasaje de hoy, El reprocha a los escribas y a los fariseos, que tenían en la comunidad un papel de maestros, porque su conducta estaba abiertamente en contraste con la enseñanza que proponían a los demás con rigor. Jesús subraya que ellos «dicen, y no hacen» (Mt 23,3); es más, «atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas» (Mt 23,4). La buena doctrina es recibida, pero peligra de ser desmentida por una conducta incoherente. Por esto Jesús dice: «todo lo que les digan que guarden, guárdenlo y háganlo; pero no lo hagan conforme a sus obras» (Mt 23,3). La actitud de Jesús es exactamente lo opuesto: Él es el primero que practica el mandamiento del amor, que enseña a todos, y puede decir “porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” y nos ayuda a llevarlo junto a Él (cfr Mt 11,29-30).
Pensando a los maestros que oprimen la libertad de los demás en nombre de la propia autoridad, San Buenaventura indica quién es el auténtico Maestro afirmando: “Ninguno puede enseñar y ni siquiera actuar, ni alcanzar las verdades que pueden ser conocidas sin que esté presente el Hijo de Dios”. “Jesús se sienta en la ‘cátedra’ como el Moisés más grande, que extiende la Alianza a todos los pueblos”. ¡Es Él nuestro verdadero y único Maestro! Estamos, por lo tanto, llamados a seguir al Hijo de Dios, el Verbo encarnado que expresa la verdad de su enseñanza a través de la fidelidad a la voluntad del Padre, mediante el don de sí mismo. Escribe el beato Antonio Rosmini: “El primer maestro forma a todos los demás maestros, como también forma a los mismos discípulos porque –sean los unos como los otros- existen solamente en virtud de aquel primer tácito, pero potentísimo magisterio”. Jesús condena firmemente también la vanagloria y observa que «hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres» (Mt 23,5) pone en manos de la aprobación humana insidiando los valores que fundan la autenticidad de la persona.
Queridos amigos, el Señor Jesús se ha presentado al mundo como siervo, despojándose totalmente a sí mismo y rebajándose hasta dar sobre la cruz la más elocuente lección de humildad y de amor. Desde su ejemplo se desprende la propuesta de vida: «El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo» (Mt 23,11). Invoquemos la intercesión de María Santísima y oremos, en particular, por cuantos en la comunidad cristiana están llamados al ministerio de la enseñanza, para que puedan, siempre, dar testimonio con las obras las verdades que transmiten con la palabra.
SALUDOS EN DIVERSAS LENGUAS:
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la parroquia de Santa María Magdalena, de La Nou de Gaià. En el Evangelio de este domingo, el Señor nos exhorta a comportarnos siempre con rectitud de espíritu, entregándonos de corazón al servicio de nuestros hermanos como verdaderos hijos de Dios. Pidamos a la Virgen María, nuestra Madre celestial, que interceda por nosotros para que, cada vez más unidos interiormente a Cristo, sepamos dar un testimonio eficaz de su amor. Feliz domingo
Hablando a los peregrinos polacos, el Santo Padre también les ha recordado el evangelio de hoy: "Uno solo es vuestro Padre, el celestial, y sólo uno es vuestro Maestro, Cristo (cf. Mt 23, 8-9). Es Él quien nos enseña a vivir el amor del Padre. Por eso los principios morales del Padre no pueden ser puestos en duda, ni negociados, ni discutidos. El Evangelio nos conduce a acciones concretas, en las que se manifiesta el amor que proviene de Dios Padre.
MENSAJE A LAS VÍCTIMAS DE CATÁSTROFES NATURALES
Benedicto XVI durante el Ángelus esta mañana en la plaza de san Pedro ha expresado su cercanía con las víctimas y damnificados por las inundaciones y aludes causados por las intensas lluvias del monzón en Tailandia que han provocado la muerte de 270 personas desde el pasado mes de julio. Los equipos de rescate siguen tratando de evitar un desastre humanitario ante las peores inundaciones de los últimos 50 años. El Papa se ha referido también a las inundaciones en Italia.
Queridos hermanos y hermanas, quisiera expresar mi cercanía a las poblaciones de Tailandia afectadas duramente por graves inundaciones, así como también en Italia, a las que habitan en Liguria y Toscana, regiones recientemente dañadas como consecuencias de las fuertes lluvias. A todos ellos les aseguro mi oración.
Radio Vaticana
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