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miércoles, 7 de septiembre de 2011

EL ECLIPSE DE LOS CATÓLICOS EN LA POLÍTICA















¿La extinción de los católicos en la política? Es culpa de algunos obispos. Palabra de Enzo Bianchi, Prior de la comunidad monástica de Bose

 

Mientras se desarrollan los ritos propiciatorios de la alta iglesia para evocar el surgimiento de una nueva generación de políticos católicos, el monje de 68 años, definido por muchos como una de las mentes cristianas más lúcidas del presente, abre una pista nueva en el debate sobre el papel de los católicos en la política italiana.
 
 
Según el hermano Enzo –lo afirmó en una entrevista con Vittoria Prisciandaro en la revista “Jesus”–, el primer «mal» de la Iglesia italiana es la «afonía del laicato: los cristianos en la política es como si ya no existieran». Y este eclipse se debe, en parte, a una inversión en los papeles que se ha dado al interior del cuerpo eclesial. Según el Prior «ha habido una especie de derrota, por la que la voz que habrían tenido que tener (los cristianos laicos en la política, n.d.r.) la han asumido algunos obispos. Todo esto ha provocado que durante las últimas 2 décadas se diera una situación un poco desolada, ya no hay una subjetividad laica».



Enzo Bianchi espera que llegue «un nuevo inicio tras el tiempo de la depresión». Pero sus pocas, pero bien medidas, palabras indican algunas pistas con respecto a las iniciativas que en distintas maneras están posicionando la presencia de los católicos en el actual y desastrozo escenario político italiano.
 


La referencia implícita que contienen las palabras del Prior de Bose hace pensar en el modelo vigente (desde la década de los noventa) en las relaciones entre la Iglesia y el mundo político italiano. Esa opción que, tras el naufragio democristiano que seguía la lección wojtyliana, impuso a la cúpula como la voz principal de la Iglesia en la escena política. Este modelo, según muchos observadores, ha empobrecido a la larga y reducido las contribuciones de los católicos en la construcción de la polis común. Justamente, cancelar «esa “licencia de laicidad” que la Constitución republicana ofreció a la edad democristiana de Italia» (de Alberto Melloni) contribuyó a la derrota de las experiones del catolicismo político italiano.



Incluso algunas variaciones recientes sobre el tema «los católicos en la política» parecen no alejarse de ese esquema de autoreferencia: asociaciones católicas o algunos líderes políticos y sindicalistas expresan instancias de neo-protagonismo o de visibilidad con proyectos (a veces totalmente divergentes entre sí) patrocinados por algún alto mando de la Iglesia.



De esta manera, han olvidado que había sido el mismo episcopado mundial, que se reunió en el Concilio Vaticano II, el que había insistido en que los laicos tenían que «aunque no exclusivamente, desarrollar los empeños y las actividades temporales». Y que, ejerciendo tal primacía, los laicos no debían tener en cuenta demasiado las suplencias clericales: «De los sacerdotes, los laicos pueden esperar orientación e impulso espiritual. Pero no piensen que sus pastores están siempre en condiciones de poderles dar inmediatamente solución concreta en todas las cuestiones, aun graves, que surjan. No es ésta su misión. Cumplen más bien los laicos su propia función con la luz de la sabiduría cristiana y con la observancia atenta de la doctrina del Magisterio» (“Gaudium et Spes”, 43).





V.I./Gianni ValenteRoma

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