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domingo, 2 de octubre de 2011

EL ENIGMA DE LOS NUEVOS CARDENALES

Tendrá lugar en 2012 la cuarta creación de nuevos purpurados del pontificado de Benedicto XVI



El cuarto consistorio de Benedicto XVI para la creación de nuevos cardenales será un enigma de difícil solución. Durante los últimos días en El Vaticano han circulado voces insistentes relacionadas con la posibilidad de que el Pontífice estuviera a punto de anunciar una nueva "horneada" de birretas rojas, para celebrar el consistorio con ocasión de la fiesta de Cristo Rey, en el mes de noviembre, como sucedió el pasado año.


 
Sin embargo, parece que definitivamente, esta idea no se llevará a cabo, aunque si todavía estamos dentro del tiempo técnico necesario. normalmente transcurre un mes desde el anuncio a la celebración del consistorio. En cambio, lo que parece más probable es que la creación de nuevos "príncipes de la Iglesia" tendrá lugar en el 2012: en febrero o en junio. Actualmente los cardenales con derecho a ingreso en cónclave son 113 (por lo tanto hay tres puestos vacantes), y se convertirán en 110 antes de final de año: un consistorio en noviembre podría por lo tanto prever una decena de nuevos cardenales con menos de ochenta años. En febrero de 2012 los puestos disponibles serán 12 ( se podría pensar en un consistorio con quince nuevos cardenales votantes), mientras que en Junio los puestos sin ocupante serían 18. Y para terminar, en noviembre de 2012 se  podría llevar a cabo un consistorio con la creación de 25 nuevos purpurados.
 


Uno de los problemas podría residir en el alto número de italianos. De los 13 cardenales que cumplirán ochenta años durante el 2012 y por lo tanto perderán el derecho de entrar en cónclave, sólo uno de ellos, Renato Raffaele Martino, es italiano. Y por un sólo italiano que sale del colegio de votante, se prevé que entrarán a formar parte cuatro o cinco, aumentando de este modo la patrulla tricolor en el club más exclusivo del mundo, el de los electores del Papa.
 


Hay dos arzobispos residenciales en Italia que están esperando la púrpura: Giuseppe Betori, de Florencia, que saltó el turno en el anterior consistorio, y Cesare Nosiglia de Turín, que también fue nombrado antes de la creación cardenalicia de noviembre de 2011. A estos dos si se aplazara hasta el mes de junio, habría que añadir también el nuevo Patriarca de Venecia, el sucesor del cardenal Angelo Scola  trasladado a Milano, cuyo nombramiento se espera en los primeros meses del año próximo.



En el último consistorio se ha aplicado taxativamente y sin excepción, la regla de no introducir en la lista a los arzobispos residenciales cuyo predecesor emérito tenga menos de ochenta años, y por lo tanto es votante en cónclave, incluso si este último hubiera sido llamado a la Curia romana. Será curioso comprobar como se procederá respecto a estas y otras sedes episcopales importantes tradicionalmente cardenalicias. Si se aplica nuevamente la regla, quedarán excluidas Florencia y Turín, pero también Toledo, Filadelfia, Malinas-Bruselas, Los Angeles, Santiago de Chile, Rio de Janeiro y Quebec. Entre las paradojas de la aplicación férrea de esta regla, está el caso de Toledo: el actual arzobispo, Braulio Rodríguez Plaza, tiene 67 años y medio y es más anciano que su predecesor, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, que dentro de dos semanas cumplirá 66 años, y que fue llamado a Roma como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Esto significa que, en teoría Rodríguez Plaza nunca tendrá la posibilidad de entrar en el colegio cardenalicio.


 
Pero la multitud de candidatos italianos a la birreta roja se da sobre todo en la Curia romana. De hecho esperan la púrpura el Prefecto de Propaganda Fide, Fernando Filoni; el presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), Domenico Calcagno; el nuevo presidente del Gobernatorado, Giuseppe Bertello, y para terminar el nuevo presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, Giuseppe Versaldi (que ha sido nombrado para dirigir el "tribunal de cuentas del Vaticano", pero no ha dejado la diócesis, dónde ha conseguido permanecer algunos meses, haciendo un doble trabajo, a causa de algunos proyectos pastorales puestos que él mismo había puesto en marcha).   Como se puede ver son ya cuatro y a ellos podrían añadirse el obispo Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos (que sería un posible candidato para encabezar la Penitenciaría apostólica); y con los ojos puestos en el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, también el presidente del Pontificio Consejo creado por el Papa Ratzinger, el arzobispo Rino Fisichella.


 
En la Curia Romana, el único no italiano que puede considerarse seguro es el brasileño João Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación de los Religiosos.  Como se puede apreciar, los italianos, y los italianos en la curia, también esta vez podrían jugar el papel más importante, hipotecando una gran parte de nuevas plazas en el consistorio. Hay una gran expectación por saber que consideración recibirá América Latina, que en el último consistorio fue penalizada.



Algunos tienen la esperanza de que, como sucede en las grandes sedes arzobispales del mundo, también puedan esperar un turno los jefes de algunos oficios curiales. Para Benedicto XVI, al contrario de su predecesor, es importante no superar el número de 120 cardenales  electores establecido en su tiempo por Pablo VI.  Y sin embargo, aun siendo los consistorios para la creación de cardenales actos totalmente dependientes de la voluntad del Pontífice- que no tiene que rendir cuentas de sus elecciones, preferencias o exclusiones- siempre se ha tratado de mantener un cierto equilibrio en la formulación e las listas de nuevos purpurados, introduciendo en ellas personalidades provenientes de diversos continentes y de Iglesias que sufren por diversos motivos, además de pastores que se han distinguido por su valeroso testimonio.
 


Un tiempo la Curia romana estaba compuesta casi totalmente por italianos y además existe, según algunos estudiosos de Historia de la Iglesia, una "vocación italiana" a la Curia. Mientras se debe a Pío XII y a su extraordinaria creación cardenalicia de 1946, el empujón decisivo a la internacionalización del colegio cardenalicio, fue en tiempos de Pablo VI cuando la Curia romana se abrió al mundo.







V.I./
Andrea TornielliCiudad del Vaticano

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