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domingo, 4 de septiembre de 2011

LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE ESTADOS UNIDOS SE MANIFIESTA CONTRA LOS RECORTES SOCIALES




Los obispos de Estados Unidos recuerdan al gobierno que reducir la deuda es un deber moral, y que no es un deber que depende del partido que gane sino de cómo son tratados los pobres.


Monseñor Howard Hubbard, obispo de Albany, Nueva York, y monseñor Stephen Blaire, obispo de Stockton, California, representantes de los comités de política internacional y nacional de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB), hicieron esta afirmación el pasado miércoles en una declaración.


Dirigiéndose al Comité Especial Conjunto de la Reducción del Déficit, los obispos afirmaron: “la medida moral de este proceso histórico no depende de que partido gane o de que intereses de poder prevalezcan, sino de cómo son tratados los parados, los hambrientos, los sin techo y los pobres”.


“Entendemos que esta situación fiscal es insostenible, con una déficit que aumenta y una creciente deuda para nuestros hijos”, escriben los obispos. “Reconocemos la importancia económica y moral de la creación de empleos que tengan un salario decente y que estimulen el crecimiento económico así como las estrategias esenciales que mejoren nuestra economía, reduzcan la pobreza y los déficits y deudas futuras”.



“La pregunta es cómo responder ante las exigencias de la justicia y de las obligaciones morales con las generaciones futuras y proteger las vidas y la dignidad de los pobres y vulnerables”.


No es el momento

Los obispos advirtieron en contra de los recortes sustanciales a “programas que ayudan a las familias a trabajar para ganarse la vida y escapar de la pobreza”.


También afirmaron que no es el momento de “debilitar la red de seguridad nacional o de hacer desproporcionados recortes a programas que pueden ayudar a las familias con ingresos bajos o moderados a evitar la crisis y a vivir con dignidad”.


También hablaron del peligro de socavar los programas de ayuda internacional, “una herramienta esencial para promover la vida humana y la dignidad, la solidaridad con las naciones más pobres y mejorar la seguridad mundial”.


También advirtieron contra los recortes en los fondos para la admisión de los refugiados y los programas de asistencia a los refugiados en el extranjero.


Los obispos Hubbard y Blaire observaron que “el sacrificio compartido de todos” es necesario, y abogaron por la eliminación “de gastos militares innecesarios y de otros similares y así hacer frente a los costes a largo plazo de los seguros de salud y de planes de jubilación justos”.


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